LA ECONOMÍA CON LA COVID-19
Generalmente en las familias se oye hablar de economía, pero piensan que es algo que está lejano, como la COVID-19, que surgió en la China y en los países occidentales, se pensaba que no llegaría, pues es de saber, que, en nuestros hogares, todos los días nos tocan los temas económicos, como el pensar cuál es nuestro ingreso (sueldo), y en que gastarlo: en mercado, cuotas del apartamento o casa, arriendo, matrículas, discotecas, entradas a futbol, conciertos, paseos etc.
La economía no solamente está presente en la familia, sino que afecta los problemas del país y del mundo. Lo que busca la economía es darle un uso racional a los recursos que son escasos, y principalmente se ocupa de la producción, distribución y el consumo de los bienes y servicios en una sociedad.
En todos los países hay sistemas y uno de ellos es el sistema económico, conformado por los integrantes que participan de la economía de cada país, sus actividades y las interrelaciones entre países. Sus agentes económicos son las empresas, los hogares y el gobierno.
En esta pandemia podemos observar como sus agentes se ven afectados claramente en sus diferentes fases y en su forma de participación. Todos sabemos que las naciones han tenido que tomar decisiones económicas fuertes, jamás conocidas en los últimos tiempos, por cuenta del coronavirus. Se cerraron fronteras, aeropuertos, terminales de transporte, colegios, universidades, negocios (Peluquerías, bares, tiendas de ropa, cafés, librerías, cafeterías, restaurantes, cines; los transportes escolares pararon, se cancelaron conciertos y eventos internacionales; se cerraron los estadios, no hay futbol, los equipos están asumiendo grandes pérdidas; Se canceló el Giro de Italia, el Tour de Francia, vuelta a España, y todas las carreras ciclísticas a nivel mundial, se aplazaron los juegos olímpicos, la copa América que iba a ser compartida entre Argentina y Colombia; la micro y, medianas empresas, se quedaron sin poderle pagar el sueldo a sus empleados y algunas grandes empresas, subsistiendo con problemas de efectivo).
Con la intervención de los gobiernos con los decretos de aislamiento preventivo obligatorio contra la COVID-19, las personas de trabajos informales y los que se rebuscan el día a día, para llevar comida a sus hogares, tuvieron que refugiarse en sus lugares de habitación.
Con este aislamiento, muchas de las empresas no pudieron producir más, porque no tenían insumos, muchos los proveían los campesinos y otros eran importados de otros países.
Las empresas de eventos musicales, como conciertos, los circenses, teatros y espectáculos públicos en general se vieron obligados a guardar sus instrumentos, dejando sin trabajo a miles y miles de trabajadores de la cultura.
Las principales plazas de mercado se vieron afectadas, porque los productos agrícolas no llegaban, debido a que algunos mandatarios locales cerraron sus fronteras con los otros municipios o departamentos para evitar que llegaran personas contagiadas y regaran el virus en su población, lo que hacía difícil el desplazamiento de los transportadores y la recolección de los productos.
A esto se suma que como los comerciantes no recogían los productos en el campo, los agricultores se quejaban de que sus cosechas se perdían y sus ingresos se disminuían.
Y con esta baja de producción, que en un sistema económico se conoce como la generación de bienes y servicios, para la satisfacción de las necesidades de su población, se presenta lo que en economía se conoce como la ley de la oferta y la demanda, es decir, si hay bienes y servicios en el mercado y personas dispuestas a consumirlos, hay un equilibrio y se puede decir, que hay un mercado perfecto.
Pero, con las normas expedidas en Colombia y en los países victimas del coronavirus, la producción de bienes y servicios se redujo bastante, lo que conllevó a que los consumidores, se disputen por conseguir esos bienes y servicios a como dé lugar, incluso repagándolos, lo que genera que los consumidores de bajos ingresos no puedan satisfacer sus necesidades porque no los pueden adquirir.
En otras palabras, los bienes y servicios, se encarecen porque hay muchos compradores y muy pocos bienes y servicios para vender y los que aprovechan son los intermediarios, porque le suben el precio, como el caso de los tapabocas que valían a $300 y con la pandemia llegaron a costar hasta $3.000, $5.000 incluso $15.000, pesos cada uno.
Y como la micro, pequeña, mediana e incluso la gran empresa, en un alto porcentaje, tuvo que cerrar sus puertas, sus empleados se quedaron sin trabajo y quien no tiene trabajo, no tiene ingresos (sueldo), y quien no tiene sueldo, no tiene conque hacer mercado, no puede pagar sus gastos tradicionales mínimos de su familia, y si esta familia no consume los productos que se encuentran en el mercado, sus vendedores u oferentes no tienen ingresos y si estos no tienen ingresos, no tienen como pagar los sueldos, ni los productos que le traen de otras partes de la nación o importados y como no hay dinero en el país circulando, este entra en crisis y ahí es donde, los gobiernos entran a regular la economía y a declarar las emergencias sanitarias y económicas de cada país, para aliviar la supervivencia, cuidar el empleo y las empresas y sobre todo proteger la vida de sus ciudadanos.
En estas circunstancias las personas terminan hablando de sus gobiernos, que hacen o que no hacen, para mejorar la vida de sus habitantes, o para solucionar los problemas económicos, algunos critican a sus presidentes, porque interviene demasiado y en otras porque no interviene, los empresarios se lamentan porque no pueden trabajar, porque la carga tributaria es muy alta o los créditos anunciados no llegan.
Lo mismo sucede con los subsidios, el gobierno en el caso de Colombia, anuncia, subsidios para programas como “jóvenes en acción”, “familias en acción”, “ayuda integral”, desmovilizados” etc., y a los entes territoriales no les llega la plata, y los habitantes se disgustan con los burgomaestres, señalándolos de ladrones, que se quedan con el dinero y no lo entregan a sus habitantes, beneficiarios de los subsidios.
Como estamos en un mercado globalizado, es decir, en la globalización económica, donde los países están integrados, donde conforman un mercado mundial, en que todas las barreras arancelarias se suprimen, para que haya fácil circulación de los capitales entre ellos el financiero, comercial y productivo.
Por eso es que en tiempos de la COVID-19, muchos de los productos importados, no se encuentran en los almacenes o sitios de expendio y si se llegan a conseguir es a unos precios exorbitantes, primero porque en los países donde los fabrican, las empresas están cerradas y segundo porque el dólar está por las nubes, llegó a costar $4.000, en esta semana santa.
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