-¿aló?
-buenos días, ¿con la señora Inés?
-sí con ella
-hola señora Inés ¿ como ha estado estos días?
-yo bien gracias, en casa.
-¡que bueno! ¿y su familia?
-bien también...gracias a Dios.
-me alegro...¿y como lo ha pasado con esto de la cuarentena?
- pues, bueno, la verdad bien, tranquila, no me falta qué hacer...no me quejo. No tenía harina pero mi marido logró conseguirse un quintal, con eso tenemos por un tiempo. Tengo huerta, asi que la verdura no nos falta, además la riego con el agua del pozo que tengo en el patio, una delicia mis verduras
-¡vaya! Que afortunada.
-¡sí! Totalmente, así me siento, mi Señor nos ha bendecido.
- Me alegro que se sienta así. Aun así le pregunto ¿hay algo en que yo pueda apoyarla? Tengo entendido que su marido está sin trabajo.
-Ay! Muchas gracias, pero no necesitamos nada. Estamos todos en casa, mi viejo va a volver al trabajo cuando todo esto pase, cuando superemos la prueba que nuestro Señor nos ha enviado para aprender a ser humildes ¿sabe? Porque esto nos pasó por soberbios, por orgullosos. Pero tenemos que aprender. Yo tengo fé en que saldremos adelante. Mi Dios y la Virgen Santísima nos protegerán….(amén)
- Ok, entonces nada más que decir señora Inés. Cuídese mucho, otro día la llamo.
- ¡gracias por llamar! Cuídese usted también, que Dios me la bendiga.
(Nota: deseo con fervor tener la templanza, el candor y la fe agreste de esta bella mujer)
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