JAULAS

¡Ella tuvo la culpa, la puta madre que la parió!..Todo empezó cuando se anotó en el FONAVI (Fondo Nacional de la Vivienda) sin decírmelo y salimos sorteados enseguida. Yo quería seguir en la misma villa miseria donde nacimos, nunca en esos monobloc de mierda que parecen jaulas para animales, no para seres humanos dignos como nosotros… Ahí se vive como en un gallinero, donde los de arriba cagan a los de abajo, pero nada le importó… Y somos seis de familia, ¡seis!.. Los chicos necesitan calle para jugar y nos tocó un tercer piso con un patio así de chiquito. Un balcón para decirlo mejor…
Encima, como si fuéramos pocos, se trajo el perro más grande que teníamos, un ovejero alemán, ese animal necesitaba espacio y sufría mucho ahí adentro… Por eso, la primera vez que lo saqué de paseo, lo largué en la villa y a ella le dije que al pasar por allí se me escapó… Yo no sé si me creyó, pero que le cayó mal, seguro. Enseguida se despachó que con conmigo trabajando tantas horas extras y los chicos en la escuela a jornada completa, se sentía muy sola la pobrecita… Y como con los nuevos vecinos prefería meterse lo menos posible, precisaba un animal de compañía sí o sí. Por eso, al poco tiempo se me apareció con un gato.
Con ese animal no tuve problemas, a estos el encierro les gusta menos que a mí, así que andaba todo el día afuera, por las escaleras, por la terraza y entraba para comer nada más. Pero duró poco, un día le erró al balcón y se hizo mierda contra el suelo. No cayó parado, parece que tenía una sola vida este pelotudo…
Igualmente esta porfiada de mi mujer siguió trayendo animales, más chicos por suerte. Fue un canario, para que le alegrara la vida con su canto, me dijo la muy tristona… Imagínese, hice lo mismo, esperé que ella no estuviera, le abrí la jaula y dejé que se escapara… Después le conté que lo había encontrado muerto embichado, y que lo tiré por el inodoro enseguida para que ella no lo viera tan callado al pobrecito…
Ya dije que no me gusta el encierro… Demasiado me lo bancaba trabajando de ascensorista en un shopping. Súbete que te baja todo el día, como mono preso en zoológico, mientras todos te miran y nadie te dice un hola señor…
A mí me gustaba vivir de las changas, del rebusque, era libre total….Pero no podía dejar ese trabajo, con un sueldo seguro cada fin de mes, podía pagar las cuotas de ese departamentito de porquería en que nos metimos, no me quedaba otra…
Y al final me trajo un lorito o una cotorra, no sé bien que era... Lo puso en esa jaula del balcón y me decía que se entretenía mucho enseñándole a hablar…Claro, encontró la mejor excusa para no conversar conmigo, ahí empezó a dolerle la garganta. Sí, sí, últimamente, cuando volvía de noche cansado del trabajo me recibía con cara de culo y calladita la boca, parecía que con lo que había hablado con ese loro en ese día le alcanzaba y sobraba…Esto me daba tanta bronca que una vez le abrí la puertita para que se escapara delante de ella y viera de lo que era capaz, pero ni se asomó el estúpido…Ese pajarraco no sabía volar o quería quedarse para siempre, estaba a gusto…quedé como una mierda, carajo…
Así fue que tuve que aguantarme a estos dos juntos como novios conociéndose, hasta que a ella se le pasara el enojo conmigo, me digo ahora, porque algo de razón le voy a dar… Seguramente ella sabía que pasó con el perro y el canario y no me lo perdonaría nunca. Pero yo tampoco podía vivir como un extraño en mi propia casa…Entonces me separaría, dejaría el trabajo y volvería a la villa solito y solo… Lo tenía decidido, pero cuando se lo dije, ahí sí que me habló, mamita mía….Por demás, se puso histérica y me puteó de arriba abajo y el loro también; hijo- puta, prrrr… hijo-puta, prrrr… me gritaba a dúo con ella… Y ahí me puse loco del todo, me enceguecí y saqué a ese mal enseñado de la jaula y lo revoleé desde el balcón, bien lejos, lejos… Y ahí aprendió a volar de golpe ese verdadero hijo de puta...
Ella no, cayó detrás cerquita, fue una lástima che…
Después de escuchar este relato, el comisario apaga su cigarrillo contra un barrote del calabozo, y se queda estudiando a este hombre como si fuera un bicho raro recién enjaulado.