He arrancado mi mascara de jade.
Los astros adornan mi rostro.
Lustros pasan por mis ojos
Al fulgor de los últimos rayos del sol.
He desvelado la noche
A la espera de los fuegos fatuos.
Anonadado bajo su sonrisa lunar.
Las flores se han marchitado.
Los sueños se alinean
Vislumbrando el corazón
Sin razón
La sangre florece bajo los ríos de las nubes.
Los jaguares negros
devoran mis huesos.
Carne para los dioses
Cráneo turqueza reflectivo
En luces tornasol.
Gimen las estrellas al delirio de las palpitaciones de los ojos cuánticos en la creación.
Garras de obsidiana
Rasgando la vía láctea
De las penumbras del amor.
Despertamos de las pesadillas, al lado obscuro
De los pensamientos lucidos de los suspiros oníricos de la desesperación...
La paz es la muerte eterna en la vibración de la vida volátil de los cantos de un ruisor azul, postrado en el cenit de la dualidad.
a.d.l
Texto agregado el 16-04-2020, y leído por 115
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
17-04-2020
Hay todo un mundo en tus letras... tal vez lo hay también sobre tus hombros. gsap
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