El mundo sigue igual,
no importa un virus,
ni los muertos que se van
porque es su hora.
Sigue el avaro,
el pobre,
el mentiroso
y la verdad
a medias.

Todo es igual que antes:
vuelve el río
poco a poco a su cauce;
y las miserias
van de aquí para allá
contagiando al incauto.
Sigue el poder del hombre
y la belleza
del cielo hoy más azul
por cierto tiempo.

No cambiarán las risas
de los niños,
tampoco el inocente,
ni el que cree.
Seguirá el egoísmo
en su frontera,
y el optimismo
agitando banderas.
y a pesar de este virus
seremos lo que somos:
solo humanos.