Safo la despertó de su profundo sueño…
La había divisado inerte a la distancia,
Abrazando con mimetismo celoso;
El paisaje que hasta entonces la miró dormir.

Posaba ahí…

Impetuosamente erguida en aquél jardín solitario.
Con la cara desencajada, los ojos tristes y la boca seca.

El tiempo no la perdonó…
Afrodita, la había condenado a yacer así hasta el fin de los tiempos.

Alguna vez fue joven y hermosa; delicada, rozagante.
Bendecida con la gracia por la que después,
La Augusta madre la condenó furiosa:

— En un buen tiempo te otorgué belleza, docilidad y pureza…
Cualidades que a los hombres enloquecen.
Te fundí a partir del barro con el fuego eterno de mi pasión.
Te saqué de mi entraña y te coloqué en este mundo.
Y te parí, taaan bien. Que estuve segura, sabrías portar con honor;
Humildad y dignidad... ¡EL BASTO LEGADO QUE ABRAZA MI ESTIRPE! - Le dijo-

— ¡Pero me fallaste!,
Corrompiste en esencia, todas las bondades que un día te di.
Abusando de tu fausta e irrefutable belleza...

¡POR ELLO TE CONDENO:
REGRESARAS AL BARRO DEL QUE TE SAQUÉ.
PARA YACER INERTE E INVISIBLE;
ANTE LA MIRADA DEL HOMBRE!

Cualquiera que ose mirarte…

¡NUNCA LOGRARÁ ADVERTIR,
MÁS ALLÁ DE LO HERMOSO... DEL PAISAJE QUE TE RODEA!



By. SkM.