No importa que el fuego me consuma,
me trague, me haga suyo.
No importa porque habrá sido,
tonto empedernido,
por amor.
Así me miren
los ojos de los muertos
llenos de odio, de rencor,
de, vaya misterio, muerte.
Viviré por amor,
y moriré por él.
Enfrentado al cubismo,
al Art-Deco de mi vida y estilo.
Moriré como Pizarnik,
viviré como Garro.
¡Ampárenme, grandes señoras
del sufrimiento y el dolor,
y llévenme con ustedes!
Vivir para morir,
morir para vivir.
Haber vivido para que,
más allá de la razón,
mi muerte este justificada
ante los grandes señores
del amor.
Señores cósmicos,
de ojos de estrella eterna,
sonrisa de sangre,
manos de cadáveres.
Amores gatos,
amores de aire,
amores de viento.
Amores encarnados,
hechos de barro, de sangre,
machacados con fango,
vomitados con odio.
Amores cagados,
retorciéndose entre lunas,
lunas de sangre, de coágulos.
Porque soy yo
eterno testigo de ellos,
de los enamorados traicionados
bajo el paso de los años.
Vivir para morir,
más allá de lo que es morir. |