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Inicio / Cuenteros Locales / Kurdt_07 / Mi fin de semana en Bogotá

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Me despierto muy excitado. Se que van a ser dos días mágicos. No tengo todo el tiempo que deseo con mi padre y ahora lo voy a tener. Me baño bien, pero rápido, el agua fría no me importa, solo pienso en Bogotá. Me cambio, rezamos y bajamos a coger el taxi. Tengo una camiseta blanca, arriba tengo un buzo y mi chaqueta azul turquí en la mano y mis jeans desteñidos, que están de moda. Tengo un morral Reebok negro, donde tengo la revista Gatopardo con la portada de Fidel Castro. También en morral tengo mi Walkman, CD’s de Nirvana y de Carlos Vives. En el trayecto del taxi no hablamos, solo miro por la ventana la circunvalar. Mi papá tiene una camisa azul y su chaqueta verde ya puesta, pantalón caqui.

En el aeropuerto baje la maleta. Fuimos a que nos dieran los pasabordos. Yo me quede con la maleta que era pequeña por eso le habían puesto de equipaje de mano y a mi morral también. Después pasamos a la sala de espera, pero, antes nos revisaron si teníamos algo de metal. La maquina no timbro. Cogimos el periódico y comenzamos a leer. Vi los titulares y me leí el editorial y la columna de Oasis. Era primera vez que leía esa columna y me impresiono. Se me ocurrió una propaganda para ella. Como era corta y hablaba de los valores de la vida y reflexiones de la misma pensé en: Dedícale treinta segundos a Oasis y veras como te sientes de bien. Le recomendé la editorial a mi papá pero no la leyó. Yo me termine el periódico en la sala de espera y el se la llevo al avión. Entonces mi papá cayo en cuanta que se le había quedado el celular en la casa, eso era malo, no íbamos a tener comunicación con Barranquilla. Antes de pasar al avión un auxiliar, algo afeminado, nos pidió identificación y pasabordo. En el avión solo miraba por la ventana. Antes de que despegara llego el auxiliar marica y le dijo a mi papá con su tono de pendejo:
-¡Señor Russi!...su celular.
Mi papá se sintió más tranquilo, pero, enseguida me dijo lo muy marica que era ese. Cuando despego el avión veía la pobreza de esa zona de Barranquilla. Después saque mi revista Gatopardo y comencé a leer un articulo sobre un asesinato en el D.F. Después nos trajeron comida. Una cajita con chucherias por el día del niño. Cuando el avión aterrizo y salimos del puente aéreo lo primero que sentí fue un frío tenaz. No me puse la chaqueta enseguida. Un señor que controlaba los taxis llamó a uno y nos dijo:
-Esta nevera hoy si amaneció bien baja.
Me pareció raro que un cachaco dijera que hacía frío. Pero la verdad es que todos decían lo mismo. En el taxi yo hablaba de Bogotá del espacio publico y de los ocho carriles que habían. Llegamos al hotel, el Dann Norte. Llegamos a la recepción y por una noche $110 000 pesos. Llegue y me interne en el feliz, en el baño. Cuando salí me aliste con mi morral, en el cual ahora llevaba el walkman, mis CD’s y la cámara fotográfica. Mi papá me dio $200 000 pesos más los $80 000 pesos que tenía, eran $280 000. Bajamos y afuera estaba un señor, de unos setenta años, que se ofreció a llevarnos. Antes de montarme me puse mi chaqueta. Mi papá le dio indicaciones al señor que me llevara por Bogotá. Siguió por toda la quince y llegamos a un rompoy, en un semáforo, vimos pasar un tren con colores y patrocinaciones de Nestle. Seguimos por una carrera o calle, la verdad, no me se las direcciones de Bogotá. Se que comenzamos a subir por unas calles en donde habían edificios de ladrillo, como son todos en Bogotá, y otras casas, me dijo mi papá y el conductor que esa era una de las zonas más caras de Bogotá. Después nos hecho dos chistes y nos dijo que era de Pasto. Por cierto nos hecho un chiste de un pastuso. Después mi papá me dijo que estábamos en el comienzo o en el fin de la Séptima. También me explicaron que era un septimaso. Un septimaso era correr o trotar, o en el caso salir a hacer ejercicio por toda la Séptima. Me mostraron la Universidad de los Andes, me mostraron El Nogal, que estaba algo destruido. Pasamos por Monserrate. Desde donde estábamos se veía toda Bogotá. No me imagino como se vería desde Monserrate, no subimos, por eso no me lo imagino. Seguimos y llegamos hasta el sur. Me mostraron una iglesia en la que hacían el vía crucis en vivo. Llegamos a la Casa de Nariño, al Congreso, a la Alcaldía y al Palacio de Justicia, todo en la plaza de Bolívar. También vi la casa del florero y una iglesia que estaba ahí. Seguimos y el taxista nos dijo su nombre: Leonardo. Después nos mostró fotos de él con Navarro Wolf, con García Márquez, Pablo Neruda y Rubén Darío de Asturias, todos premios Nóbel a la literatura. Pasamos por un río subterráneo que hay en Bogotá. Me llevan por el barrio de la prostitución. Me daban ganas de vomitar esas viejas. Después de salir de esas zona vi un parque, era por la Casa de Nariño. Al frente estaba Tras Milenio y al otro lado, la tan temida calle del cartucho. Me dio pesar ver a esa gente así. Seguimos por esa calle y me mostraron el famoso edificio que rodaron para ampliar una calle. Me mostraron Maloka, y me moría por estar ahí, pero seguimos. Llegamos a Ciudad Salitre y vimos unos cuantos centros comerciales. Después me sentí bien. Me habían dicho, que yo, en ese recorrido había conocido a casi toda Bogotá, y que la conocía mucho más que algunos cachacos que no salían del norte.

Después llegamos al propósito del viaje. Hay estaba, los más de treinta pabellones de Corferias. Compramos las boletas. Salieron a $10 000 pesos las dos boletas, porque no me aceptaron de niño con mis 14 años y mis 1,82 de estatura. Vi ese arco que hay a la entrada. Magistral estar debajo de el y poder verlo. Pasamos al lugar donde dejaban las maletas, porque tenían que revisar la cámara fotográfica, no sé para qué. Vimos todos los pabellones y decidimos comenzar con la literatura infantil. Pasamos por los estantes de Zona Libre y vi un titulo que se lo recomiendo a todos los que estén leyendo esto: El alma al diablo de Marcelo Birmajer. También vi otro muy bueno, Me dicen Sara Tomate de Jean Ure. Nos metimos en los estantes de libros surtidos. No vi nada bueno. Después entramos a los de manualidades y compramos libros para hacer arcilla y plastilina. Costaron $10 000 pesos los dos. Después, una señora, cachaca, se nos acerco y nos hizo entrar los estantes de una editorial que no conocía. Nos mostró una enciclopedia, La enciclopedia ambiental infantil. Me llamó mucho la atención esa enciclopedia. Desde días atrás llevaba una ardua campaña por conservar el medio ambiente. A mi papá le llamó más la atención un diccionario, para niños ilustrado. Era en español y portugués y con su pronunciación. Muy bueno, se llamaba The yellow english book. Los dos libros los compramos. Unos salió a $90 000 pesos y el otro a $50 000. La enciclopedia, que era de cien mil, se pagaba a plazos. La señora, que a mi, a primera vista y muy amable ella, me pareció una buena vendedora.
-Gracias por comprarme los libros, es mi primera venta y ojala que tenga suerte.-nos dijo.
Entramos a otros estantes que me llamaron mucho la atención, pero, no eran la gran cosa. Entre a una zona que era de solo Harry Potter. Entré entusiasmado, pero, solo eran libros para colorear y cosas así. Salimos enseguida de ahí. Mi papá y yo vimos unos libros casi biográficos de las principales figuras de la ciencia. Mi papá quería el de Newton, pero yo, que no conocía mucho a Einstein, le dije que ese y él también le gusto. Pioneros de la ciencia: Einstein y la relatividad, se llamaba el libro, de 34 páginas y $22 000 pesos, bien caro. Después de recorrer el pabellón completo, salimos. Vimos a nuestro alrededor y decidimos que iríamos al pabellón de al lado y después al de el otro lado y así sucesivamente. Entramos a un pabellón de promociones. Había toda clase de libros y eran las 12.15. Vi unos libros del legendario James Bond, creado y escrito por Ian Fleming. Después de estar mirando unos clásicos como El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha y La odisea, mi papá me llamó y me mostró un libro. No me lo he leído, era Crimen y castigo. En mi ultimo viaje a Estados Unidos, un tío que vivé allá, mi papá y yo, tuvimos una discusión sobre la novela de Fiódor Dostoievski y Cien años de soledad de Gabriel García Márquez. No opine mucho porque no me había leído Crimen y Castigo, pero, yo le daba a mi papá por lo que García Márquez era Nóbel y su novela era muy reconocida. Pero, cuando me lea la novela de Dostoievski, lo más seguro que pueda sacar mis propias conclusiones. Mi papá me mostró el libro y me lo dio, me dijo que me lo iba a comprar, pero, después me arrepentí, porque en mi lista de libros que me voy a leer, todavía no era el turno de Crimen y castigo. Después vi La señora Dalloway de Virginia Wolf. Lo quería comprar, pero, al igual que el primer libro, todavía no era el turno de La señora Dalloway. Vimos más libros sin mucha importancia en ese pabellón. Salimos a la zona de comida. Ya era la una y media. Vimos los restaurantes y mi papá se decidió enseguida por carne. Yo me puse en la fila de El Corral, pero me arrepentí y me puse en la fila de un restaurante con mi comida favorita, la mexicana. Me compre una tabla mexicana con la plata de mi billetera y a mi papá también le compre su comida con “mi” plata. Después de comer, nos paramos para ir a otro pabellón. Entramos al mejor. Yo tenia una bolsa que ya estaba rota por algunos lados con los cinco libros que habíamos comprado(la enciclopedia de dos tomos, el diccionario y los dos libros de manualidades), y que por cierto, estaban pesados. El pabellón al que entramos me gustaba porque era el de las editoriales, si quería un libro, sólo iba a su editorial. En mi lista mi próximo libro era Érase una vez el amor pero tuve que matarlo de Efraim Medina Reyes. El mejor libro que me e leído en mi vida, hasta hoy. Yo estaba desesperado por llegar a la editorial Planeta y comprar ese libro. Pasamos al lado de unas mesas de subscripciones y nos regalaron una revista Cambio del 2002. Vi una revista Soho. Además de leer libros, leo las cuatro clases de revistas. Leo la revista Semana, por ser intelectual y estar al tanto de lo que sucede en el mundo y en Colombia. Leo la Gatopardo por sus interesantes artículos y crónicas. Leo la revista Soho, por las modelos y sus artículos tan divertidos. Leo la revista Club Nintendo, porque soy fanático de los videojuegos y me gusta estar en la actualidad con ellos. Y también leo la Revista Diners, porque sus reportajes y crónicas son muy interesantes. Llegamos a unos estantes de unos libros de economía. Mi papá se quedo un buen tiempo viéndolos y yo me puse a escuchar musica. Escuchaba La tierra del olvido de Carlos Vives. Una señorita, que atendía, me pregunto:
-¿Qué escuchas?
-Yuca, digo...vallenato-le dije a propósito.
Me termine las dos canciones del CD que más me gustan y me pare y me metí en los estantes de la editorial Alfaguara. A primera vista vi los dos libros de moda: Impávido coloso de Daniel Samper y El paraíso en la otra esquina de Mario Vargas Llosa. Los mire y leí sus referencias y volví con mi papá, que se había decidido por comprar dos libros, de los cuales desconozco su valor y sus nombres. Seguimos y llegamos a una editorial que no conocía, pero, que me gusto, porque la señorita que nos atendió, lo hizo muy bien. Vi un libro que era la biografía de los Beatles, pero a mi papá no le llamó la atención. A mí si, pues no los conozco muy bien. En ese momento, se me vino a la cabeza el papá de un amigo que ama a los Beatles. Mi papá compro un libro de números, De los números y su historia de Isaac Asimov. Le pregunte a la señorita que donde estaba la editorial Planeta, me dijo que no estaba segura. Mi papá me dijo que no me desesperara. De ahí fuimos a la editorial Norma, habían muchos libros que yo conocía. Pregunte por Lo mejor de lo peor, de Vlado, y caí en cuenta después de que no era de editorial Norma, sino de Villegas editores. Después me lo dijeron. Vlado, para mí, es un gran caricaturista, me gusta mucho Aledia y como dibuja a los políticos, como Pastrana. Salimos de esa editorial y llegamos a la tan deseada editorial Planeta. Vi muchos libros de actualidad, como Maldito amor y Rosario tijeras de Jorge Franco, Palabras sueltas de Héctor Abad y Sin tregua de Germán Castro Caycedo. Le pregunte a un muchacho, de pelo largo, que le llegaba a los hombros. Me guío hasta Érase una vez el amor pero tuve que matarlo. Lo compre enseguida. Ya tenía mi libro. La verdad, yo nunca había leído a Efraim Medina, y no estaba seguro de que fuera un gran libro, pero, no se que me impulso, y me salió uno de los mejores que allá yo visto. Después de leer ese libro, puse en mi lista enseguida su segundo libro: Técnicas de masturbación entre Batman y Robin. Creo que son sus títulos atractivos lo que me impulso a leerlo. Después fuimos a otros estantes abiertos, mi papá veía unos libros mientras yo contemplaba mi nuevo libro. Además, ya las piernas me dolían de tanto caminar. Me pare cuando mi papá se fue alejando de los libros que miraba. Me puse a su lado y le agradecí me llevara hasta Bogotá a ver esa hermosa feria. Llegamos a una buena editorial, Ediciones B se llama. Vi en primera instancia la biografía no autorizada de julio Mario Santodomingo. Don julio Mario de Gerardo Reyes. En un estante, donde todos lo podían ver, estaba un escritor desconocido para mí. Conocido por otros y autor de los mejores libros que podían haber existido en el nunca jamás. El escritor era Gordon Thomas. El libro que me llamó la atención de primero fue Las torturas mentales de la CIA, después mi papá cogió otro libro, que le pareció más interesante. Mossad, la historia secreta, era el titulo, yo no sabía que era el Mossad.
-Central de inteligencia israelí, que hoy por hoy, es mejor que la Agencia central de inteligencia de los Estados Unidos de América, más conocida como la CIA-lo dijo con algo de orgullo, porque resaltaba que en algo Estados Unidos había sido derrotado.
Yo le pregunte a una señora que atendía. Le pregunte por una trilogía que yo, por casualidad descubrí en los estantes de una librería. Le pregunte por La materia oscura de Phillip Pulman. Le pedí el primer tomo, denominado Luces del norte. Un libro muy bueno, con la acción de El señor de los anillos, la emoción de Harry Potter y un lado científico, filosófico y religioso, que solo lo tiene este libro. Me lo dio en una edición de lujo, que costaba $32 000 pesos. Mi papá me dio Mossad, la historia secreta, para comprarlo en edición rustica, que costaba $16 000 pesos. Compre los dos libros y me dieron un papel para un sorteo, que sólo era en Bogotá, lo llene de todas maneras y puse que era de Barranquilla. Antes de salir de esa editorial, vi Rayuela y Bestiario de Julio Cortázar. Seguimos a otras editoriales, vimos muchos libros. La señorita, muy buena que me había atendido en la editorial donde compramos el libro de Asimov, paso a mi lado y me pregunto si ya había encontrado la editorial Planeta, feliz le dije que sí. Subimos al segundo piso de ese pabellón. Habían esculturas, era como un museo de libros viejos. Salimos de ahí rápido. Las piernas me dolían mucho y con todos los libros pesados esos, le dije a mi papá que fuéramos a descansar. Nos sentamos en la zona de comida. Calculo yo que estábamos a 16 ó 17°C. Nosotros muy masoquistas, nos paramos y nos compramos unos conos de helado bien fríos. Que por cierto, deliciosos. Después de terminar el helado, pasamos por un pabellón de libros de autoayuda, bien aburridos. Vimos un pabellón que era como un sala de conferencias, quería entrar, de pronto ahí estaba Mario Vargas Llosa, pero no, el letrero decía que era un discurso de Antanas Mokus, ni así Efraim Medina hubiera estado al lado de Mokus en ese discurso, entraba yo hay. Entramos a lo pabellones de dibujos y caricaturas. Daban mucha risa esas caricaturas de escritores y políticos, aunque en lo político no superaban a Vlado. Llegamos a unos estantes de libros, en los cuales vi dos libros que ya conocía. Uno era ¿Quién se robo la copa?, no me acuerdo quién la escribió. Mi papá y yo nos pusimos a hablar de cuando se robaron la copa del mundo Jules Rimet, un auxiliar llegó y nos dijo que no era de eso el libro, que era todos los movimientos económicos de la FIFA y cosas como que hacían a Ronaldo jugar tales guayos y que todo el año tenía que tener una propaganda en la camisa. Cosas así. El otro libro era Patas de ahorcado de Antonio Caballero. Es un columnista y caricaturista. Su columna de la revista Semana la leo casi siempre, es que a veces se pone a hablar política y eso me aburre, pero, cuando habla de Bush o de lo sucede en el mundo, lo hace bien. Y me gusta mucho, porque él, al igual que yo, nos gusta las ideas de Fidel Castro. No tanto su política, sino, como Cuba supero todos los obstáculos con el bloqueo económico que le puso Estados Unidos. Después entramos al pabellón de Holanda, país invitado. Eran cosas típicas de ese país. Vi un bar con muchas Heiniken, no intente comprar una. En un rincón estaban los grandes personajes de Holanda a través de la historia, no vi a nadie conocido, hasta que me encontré con la cara y la reseña de Johan Cruyff. Me trague todo lo que decía. Me gusta mucho ese jugador, por haber jugado en el F.C Barcelona y ser técnico de ese equipo. Es un gran jugador, con Maradona, uno de los mejores, pero, mejor que El Diego, no hay uno. Salimos del pabellón de Holanda. Ya habíamos recorrido toda la feria del libro, claro, sin contar los otros pabellones de promociones o de literatura juvenil y adulta que visitamos. La verdad me sentía como un dios. Eran como las cuatro de la tarde y no me importaba si no había conocido a Mario Vargas Llosa o a Héctor Abad, lo que me tenía feliz era el rato que había tenido con mi papá ahí, con mis mejores amigos, los libros. Y lo mejor, fue que en Barranquilla, a más de un incrédulo, le dije que había hablado de literatura universal con Mario Vargas Llosa.

Cogimos un taxi y mi papá le dijo que nos llevar al hotel. Me la pase agradeciéndole en el camino. En el hotel, me quite toda la ropa que llevaba encima y me quede con los jeans puestos. Mi papá se durmió y yo comencé a leer Érase una vez el amor pero tuve que matarlo, de repente el titulo me recordó a alguien y prometí no matar mi amor. Después de que termine unos cuantos capítulos, comencé a leer Pioneros de la ciencia: Einstein y la relatividad. Mi papá se levanto y llamó a una tienda de CD’s o algo así, buscando un CD para mi hermano. Le dijeron que en un mes llegaba. Nos cambiamos y mi papá me dijo que íbamos para el centro comercial Unicentro. Caminando llegábamos. La cosa era que hacía un frío. Paramos en una tienda a apuntar el Baloto. Me dijo que apuntara yo. Después entramos a unos locales que habían por ahí. Había una librería, que se llamaba La librería del ingeniero civil. Mi papá se quedo un buen rato viendo los libros, yo mientras tanto, escuchaba Polly de Nirvana. Después seguimos caminando y llegamos al Unicentro. Era cuatro veces más grande que el centro comercial Buenavista de Barranquilla. Pasamos por muchos locales. Otra vez muy masoquistas compramos dos helados más. Entramos a Panamericana, que era como una librería y tenía otras cosas más. Vi FIFA 2003 para PC. También unos CD’s vírgenes, y los compre. Cuando recorrimos todo Unicentro, ya eran como las seis y media de la tarde. Mi papá pidió un taxi y nos fuimos para el centro comercial Andino. Me sorprendió, que mi papá, que había vivido en Bogotá hace más de unos quince años, y las calles se las sabía toditas, de memoria. En el Andino, vi que era más grande que el Buenavista, pero no más que el Unicentro. Lo que pasaba era que el Andino, era mucho más elegante con todo el piso de mármol y todas esas tiendas. La verdad íbamos al andino para llegar a Tower Record’s y conseguir el CD de mi hermano. Ya en el Unicentro habíamos entrado a otra tienda de musica. A dos habíamos entrado, a Prodiscos y a Todos los CD del mundo, con el siguiente lema: si no tenemos el CD no existe. No lo habíamos encontrado. En Tower Record’s lo busque y una señorita me llevo a la zona de Terrino, y hay no estaba el CD de mi hermano. Pero, ahí, en ese lugar, acababa de entrar Fernando Lucena de Francisco, el matemático. No se como se llama el actor, pero, se que todos lo conocen. No le pedí autógrafo, porque nadie más no estaba haciendo. Me fui a la zona de revistas y mi papá me señalo Lo mejor de lo peor. Yo vi la revista Shock, en donde la portada era de Natalia París, Ana Sofía Henao, Catalina Maya, Tatiana de los Ríos y Adriana Arboleda, todas en vestido de baño. Lo malo era que la revista estaba sellada. Vi la revista Soho y la compre. Después que nos fuimos de Tower Record’s y ya estábamos en Pizza Hot para comer, me dio rabia que no se me hubiera ocurrido comprar otro CD de Nirvana. En Pizza Hot compramos una large grande para dos personas, con las cosas que más nos gustaban. Mi papá se comió tres pedazos, yo los cinco restantes. Nos fuimos al hotel llenos. Nos acostamos, vimos Sábados Felices como una media hora y yo me dormí, entre las sabanas, en un frío tenaz.

Me desperté primero que mi papá, pero me quede tirado en la cama pensando en los libros que me había leído y los que tenía que escribir. Me pare y me fui a la ventana a ver. Llovía. El día anterior había estado lindo, ahora llovía y hacia más frío que el día anterior. Vi a tres personas trotando y me fui a mirar los libros. Leí las referencias de todos ellos. Después mi papá se despertó y se baño, yo hice lo mismo cuando el salió. El agua caliente en mi cuerpo se sintió bien. Cuando salí y me cambie, mi papá me dijo:
-Nos vamos a las doce, vamos a dar otro paseo por los parques de Bogotá.
Yo sabia que se refería a Mundo Aventura y a Salitre Mágico. En la maleta pequeña, que no pesaba nada, metimos los libros y se puso pesada. Habíamos comprado doce libros. En mi morral, yo tenía mis dos revistas, el libro que se iba a leer mi papá en el avión, que era Mossad, la historia secreta, y los dos míos, Érase una vez el amor pero tuve que matarlo y Luces del norte. También tenía mi Walkman ahí. Mi papá tenia una camisa azul y su chaqueta verde con pantalón caqui. Yo tenia una camiseta roja, Reebok, con mi chaqueta Arturo Calle azul y los mismos jeans desteñidos del día anterior. Dejamos todo en la habitación y nos fuimos a desayunar. Cuando subimos y recogimos todo, me dio lastima dejar las botellas miniatura de Sello azul y negro. Yo colecciono, llenas o vacías, las botellas de licor que existan. Cuando salimos del hotel vimos a Leonardo, que ya se iba con otros pasajeros, nos saludo y se fue. Otro señor muy amable nos llevo al paseo por los parques de Bogotá. Antes de subirnos, lo vi por ultima vez. Ya lo había visto cuatro veces, esta era la quinta. Una tienda de fútbol. En los estantes vi el Fevernova y la camisa nueva de la selección Colombia. Antes de mostrarle el estante a mi papá, el ya me había dicho que no. Vimos muchas ciclo vías y a mucha gente utilizándolas. Pasamos otra vez por Maloka, vi el parque de Salitre Mágico, al frente había una piscina publica con olas. En mundo aventura, vi las montañas rusas y las atracciones más grandes. Pasamos por el parque Simón Bolívar. Al final, llegamos a el aeropuerto internacional El Dorado. Lo recorrimos, aunque yo ya lo conocía, hace dos años había hecho conexión ahí para ir a Miami. Llegamos al puente aéreo y compramos lo respectivo: donas, quesadillo y cortaditos. Nos fuimos a la sala de espera. Enseguida abordamos el avión. No me toco la punta, en la punta estaba un guajiro, que al principio me inspiro desconfianza, pero en todo el viaje la paso dormido por el miedo. En cambio, otros guajiros compañeros de el, la pasaron hablando, jodiendo, echando chistes malos y cantando vallenatos con acento desafinado. Yo me leí el articulo del día de la revista Gatopardo. Era sobre el comité, que en Verona, reciben las cartas de la gente de todo el mundo que tiene problemas amorosos. Supuestamente la carta la contesta Julieta. Vi a Bogotá por ultima vez en ese fin de semana y vi que había sido el mejor de mi vida. Le doy las gracias a mi papá y sigo leyendo.

Abril 25 de 2003

Texto agregado el 01-10-2004, y leído por 2180 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
12-07-2005 se nota que eres adinerado. Para la edad que tienes, escribes y te expresas bien... muy bien. :) vivith
13-04-2005 Un cuento muy moderno, con conocimiento y fluido. chiko24
11-11-2004 NA PSS.. LO LEI I ZI BALIO LA LEIDA... ZINKO ***** SKABRONA
 
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