Hola,
Primero voy a responder la segunda intención de tu mail, con respecto a mí, creo que podrás descubrir en qué cuento estuve enterrada los meses después de nuestra separación. Claro que es una adaptación al cuento original.

Advertí la sangre en la llave, inclusive antes de su viaje, pero nunca quise traspasar puertas ajenas y mucho menos cerradas.
La guardé en el armario que muchas veces hacía de pared entre nosotros y así pasaron algunos años con los ojos cerrados y el corazón en la mano.
Un día mi ropa empezó a mancharse y aunque la limpiara, la sangre del armario seguía fluyendo, no tuve más remedio que sacar la llave, ir hacia la puerta y bajar al sótano, me encontré con algunas crudezas tanto tuyas como mías, tuyas por las mentiras y mías por creerlas adormeciendo mi propio instinto.

Quiero que sepas que esperaba más de vos.

Me decepcionaste, me rompiste el corazón, de verdad dolió, pero supongo que los desengaños son así. No es un reproche, la culpa es mía también, por esperar que me devolvieras lo mismo que yo te di. Honestidad y Respeto.

Adolece en menor medida, el ego, por saber que hayas tenido goce con otro cuerpo estando en una relación conmigo, pero, es más, esto inclusive lo entiendo, por supuesto que lo entiendo, son muchos años. Pero la mentira, el ocultar, el omitir, una y otra vez… el hecho de que otros lo hayan sabido, eso me resulta una especie de engaño colectivo, es… despreciable e inaceptable porque siempre estuve dispuesta al dialogo de cualquier tipo, porque además te lo había preguntado en varias ocasiones y porque involucraste en tus acciones a terceros haciendo que perdiera no una sino a las dos personas en las que más confiaba; Un verdadero amigo me hubiera dicho la verdad por más dolorosa que sea, pero bueno se ve que no me llegó el memo “los hombres se tapan entre ellos”. Mala mía, por elegir doblemente mal.

Narcisista de mi parte por mirarlos con mi reflejo.
Aprendí mucho en nuestra relación, pero mucho más aprendí cuando terminamos.

Voy a ser directa, me preguntaste si podías saber de mí en la medida que yo lo sintiera posible, no me interesa hablar con personas que no son capaces de hablar con honestidad. El día que estés dispuesto a hablar bajo esos términos, hablaremos. Si hablamos será de todo lo que hay que hablar, luego de cualquier otra cosa.
Te di todo lo que soy. Te lo tendría que haber quitado cuando no había reciprocidad, pero creí que esa reciprocidad iba a volver, quizá por naif o para no perderte, pero nunca volvió y cada vez se desbalanceó más y más, fuiste muy egoísta, entre otras cosas. Yo solo necesitaba honestidad de tu parte y hubiera actuado en consecuencia, pero esperé, esperé y esperé, a que volvieras vos y la reciprocidad porque confiaba en que teníamos una relación basada en la sinceridad, ni siquiera fuiste capaz de cumplir tu promesa de volver a los 3 meses, con plata o sin ella daba igual, eso también era parte de la promesa, no había nada que pensar, había que cumplir como yo cumplí con vos, siempre. Si total íbamos a volver a irnos, juntos. Si total la plata o la falta de ella nunca nos costó la relación hasta que la elegiste por sobre nosotros. Me hubiera gustado hablar estas cosas cara a cara, pero bueno es evidente que no es posible.

Lo bueno es que el papel de víctima me queda chico asique aprendí la lección, no vuelvo a esperar nunca más nada de nadie que no sea de mi misma. Si las cosas sucedieron es porque permití que sucedan. Nunca más.

En todo caso si decidís hablar con sinceridad ya sabes mi teléfono, sino hablaremos por este medio las cuestiones relativas a lo material que quedó pendiente.

Saludos.