Llevaba tanto tiempo sin parir una idea, que lo primero que se le ocurrió ante tal letargo creativo, fue asomar la nariz por la ventana, donde el aire fresco- estaba seguro- pondría el plus que le faltaba a su sola imaginación.
Pero encontró algo mejor que eso, algo más precioso que el desarrollo de la imaginación: un gallinazo de paloma aterrizó en la punta de su nariz.
De todas las narices de la vecindad expuestas interminablemente al solano del anochecer tenía que ser la suya la que recibiera el guano treinta y tres segundos justos después de haberla expuesto a los elementos.
Aquella invitación al odio lo hizo, sin embargo, reaccionar.
Se decía en la población que a quien le caía una mierda de pájaro, estaba señalado por la suerte y la fortuna.
Por otro lado, habían dejado de entrarme whatsapp. Misterios de la vida y demás. Todavía no había perdido la esperanza de alcanzar la gloriosa meta que me proponía todos los días: reír.
Lo del whatsapp lo sobrellevaba bien. No me importaba demasiado que aquel flujo incesante se hubiera interrumpido inopinada y repentinamente. No por echar en falta alimento cultural alguno, como es de suponer. Al principio pensé que se trataba de algún tipo de conspiración. Había muchas palabras en castellano para hacer referencia a ello.
A mí la que más me gustaba era la del conchabamiento. Se la leí a no me acuerdo qué cuentista- posiblemente a Borges-y desde entonces la incorporo a mi vocabulario hablado habitual.
Es una expresión, que sin entrar en el ámbito de la pedantería tampoco resultaba vulgar.
Pues bien; lo primero que pensé ante aquella ausencia comunicativa fue la teoría de la conspiración.
Mis corresponsales del correo instantáneo se habían cansado de mí al unísono y me lo estaban haciendo saber a través de aquel método tan elocuentemente implícito.
También podía ser otra la razón, pero no me entraba que fuera todo producto de la casualidad. Sin embargo, teniendo en cuenta que la comunicación había cesado al traspasar el umbral de Agosto podía deberse a una generalizada falta de cobertura, aunque a mí me gustaba pensar que había unanimidad en cuanto a mi persona aunque fuera de aquella manera de denostación.