Inicio / Cuenteros Locales / larsencito / Netflix o la hora de la verdad
Hay una colección de memes circulando por ahí que, con más o menos gracia, señalan la dificultad de esta intensa y forzosa convivencia familiar. Las esposas, los esposos y los hijos, todos, salimos mal parados en estos memes. Las suegras esta vez se han librado; tal vez los fabricantes de bromas tengan su corazoncito y las hayan excluido por pertenecer a un colectivo de riesgo, vete tú a saber.
Pero creo que, estos días, hay otro tipo de relación que todavía es más difícil de sobrellevar que la familiar, y es la convivencia con uno mismo. Estábamos acostumbrados a las prisas y al ruido, estábamos convencidos de que todo eso que posponíamos indefinidamente y no hacíamos nunca era por falta de tiempo y si algún día nos mirábamos en el espejo era de refilón y con el cepillo de dientes en una mano y el móvil en la otra. Pero las cosas han cambiado y, aunque algunos todavía se niegan a reconocerlo, me imagino que sin maldad, sino solo por costumbre, tenemos tiempo. Y de sobra. Podemos leernos si queremos siete veces “En busca del tiempo perdido”, podemos hacer ejercicio hasta que la pulsera de las narices se desintegre, podemos hablar con nuestros familiares y amigos largo y tendido, eso siempre que tengamos algo que decir y que nos acordemos de cómo se hablaba largo y tendido, claro.
Y, también, tenemos tiempo para mirarnos en el espejo. Tenemos tiempo para mirarnos por fuera y también por dentro. Estos días no nos queda más remedio que conocernos mejor a nosotros mismos. Y no todo lo que descubrimos es agradable, hablo por mí, no se me vaya a ofender alguno. Nos descubrimos alguna virtud de tres al cuarto y defectos a cascoporro. Hay que ser muy valiente, pero tampoco nos queda otra, porque este tiempo y este silencio nos empujan a un balance honesto de quiénes somos y de si nos gusta o no la banda sonora de nuestras vidas. Esa es la convivencia verdaderamente aterradora y no la de la suegra.
Por cierto, vaya rollo que os enchufado, parezco un seminarista con guitarra y todo. ¡Madre mía! Además no dispongo de muchos atenuantes que esgrimir en mi defensa, si acaso que llueve despacio o que hoy es uno de esos días tontos en que no me aguanto ni yo.
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Texto agregado el 09-04-2020, y leído por 117
visitantes. (4 votos)
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Lectores Opinan |
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10-04-2020 |
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Encontrase con uno mismo y aguantar, es una tarea titánica, sea con o sin espejos, cómo nos vean todos x fuera, o los demonios que todos llevamos x dentro. Una reflexión excelente. Hoy, para no encontrarme tanto conmigo mismo, me puse a pintar una puerta y una ventana con esmalte blanco; creo que terminé medio pacheco, con el olor del thinner. Saludos. maparo55 |
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10-04-2020 |
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Y lo de conocernos por fuera y por dentro, tiene lo suyo: los espejos no son confiables, tampoco los retratos y menos las películas, quedando sólo la 'opinión de los otros'. En cuanto a lo de por dentro, parece estar destinado a los médicos y cercanos. Pero te garantizo, que el mónstruo de nuestros defectos, queda fortalecido: el egoismo. Te felicito. peco |
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10-04-2020 |
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Debo aclarar, cómo tú, que hablo por mí. Y se trata de que en mi familia no se podría hablar largo y tendido, ya que como el virus se propaga por el aire, se piensa que la voz lo mueve. Te felicito. peco |
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10-04-2020 |
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¡Auténticamente verídico! Martilu |
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09-04-2020 |
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Leer.. llevo 32 libros en el año. Y no repito ni uno. La oferta es fabulosa. Cinco aullidos en letras Steve |
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