| Cierto día me presente  a la jefa de personal de la Consultora del Dr. Costa Lieste, con muy malas fachas. Ello me lo dijo ni bien me miro de arriba abajo._ ¿No tenias otras cosa que ponerte?
 Yo me había vestido con  el pullover tejido por mí, azul marino, era un poco anodino, sin gracia. Las mangas eran un  poco más largas que mis brazos, por lo que las doblaba en la muñeca. En aquella época tenía el cabello corto, y no me pintaba los ojos porque no sabía cómo  hacerlo.
 _ ¿Sabes escribir a máquina?, me dijo Liliana
 _Si por supuesto, escribo sin mirar el teclado, le conteste.
 Liliana era alta, y se vestía de seda, con esas camisas  multicolores, zapatos de tacón alto. Pantalones estrechos que mostraban sus delicados pies, embutidos en finos zapatos de taco alto.  Muy coqueta, muy profesional, sus uñas estaban pintadas de rojo que combinaba con sus labios perfectos, y unos dientes blancos que farfullaban cosas ininteligibles para mí. Yo la miraba  abrumada de tanta belleza. En mi fuero íntimo percibía que esa era una fachada, que Liliana contrataba a otras delicadas y hermosas mujeres  para promotoras que realizaban actividades que gozarían  de mucho más dinero que el que yo percibiría.
 _ Vas a tener que vestirte mejor, me sugirió, y te voy a dar algunos tips de belleza, Por lo pronto deberás pintarte las uñas, y los ojos. Da apariencia esta bien, pero un poco más de luminosidad en tu rostro te vendría mejor, me dijo.
 Así lo hice y al día siguiente y me puse algo mas decoroso, a mi status de secretaria del director creativo.
 Liliana ni bien me vio me dijo
 _Apruebo ese pantalón, pero esa camisa, ¿desde ha cuanto haces que la tenes?
 Pensé que la había comprado hacia poco, pero recordé, que me la había regalado una amiga, que a ella le quedaba chica.
 Me llevo al baño y me pinto un poco los ojos con sombra color marrón, me puso rímel, y me dijo:
 _Ya estas lista
 Fui al  despacho del director creativo y me senté alado de su escritorio. El atendía otros asuntos impostergables,
 Me miro y asintió como para que me sentara y esperara sus órdenes.
 La hija del director creativo cumplía años, así que le pedía que si le podía hacer  a medida unos zapatos por la calle Santa Fe, un lugar muy afamado y cotizado.
 Hacía ya varios meses que yo trabajaba en la oficina, un año tal vez, y llego el día del cumpleaños de su hija otra vez.
 En esa oportunidad le pidió un vestido a medida. El asintió
 Así que yo ni lerda niperezoza le dije:
 _Dr. ¿Si a su hija le regala tantas prendas, en mi cumpleaños que me regalaría Ud.?
 _ ¿Cuando cae su cumpleaños?, me preguntó
 _Ya le diré con anticipación.
 Así que dos días antes le dije que quería un libro
 El director creativo me regalo “La condición humana" de André Malraux, que conservo en mi biblioteca hasta el día de hoy.
 
 
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