Hastiado del encierro en su Departamento, se encontraba aquel joven aquella tarde ya casi oscureciendo.
La claustrofobia era inminente, producto de la "pandemia" que hacía estragos por todas partes y ya lo estaba atormentando más de la cuenta.
Salió al balcón a observar las calles, todas vacías donde además se percibía mucho silencio.
Una pequeña mesita redonda y un par de sillas lo adornaban, desde la cual se podía recorrer con la vista la ciudad entera. Tomó asiento en una de ellas con una cerveza en la mano, mientras en la otra un cigarrillo humeaba serpenteando por los aires, dibujando aureolas al azar en ese pequeño espacio que separaban el ventanal de la "Sala de Estar" con esa vista hacia el firmamento.
De pronto cual un relámpago, una luz iluminó todo el pequeño habitáculo y de ella apareció un hombre vestido de negro, con un traje que emulaba ser de un hombre rana pero con un casco igual de negro que parecía el de un motociclista. Su frontal estaba cubierto por un cristal que no dejaba percibir su rostro.
Asustado el joven cayó de la silla mientras su cerveza rodaba por el suelo, estaba petrificado ante aquel extraño visitante que había llegado sin anunciarse tan de repente.
Con el cigarrillo aún en su mano, casi temblando intentaba darle una aspirada, cuando el extraño preguntó: ¡Amigo!, ¿en que año estamos?, a lo que el respondió, 2020.
El extraño que había ya descubierto su frontal, lo observó pensativo un momento.
Volvió a preguntar: ¿La época del “coronavirus” o de los “zombies”?
El joven palideció y con voz temblorosa respondió: “coronavirus”
Casi al instante el extraño, tal como llegó, tras un nuevo haz de luz desapareció.
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PD. La verdad de este cuento es un "meme" de 30 segundos que me llegó. Quise graficarlo mas extensamente en este escueto cuento, como un aliento de distracción.
Me causo mucha gracia lo confieso.
Espero os haya gustado
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