Mi alma quería dártelo todo,
quizás necesite el resto de mi vida
para comprender el hecho de
no haber tenido nunca una oportunidad.
Quizás fui yo quien no se la dió,
pero mi alma me gritaba y no la entendí,
sólo sentía que me estaba equivocando;
luego, las circunstancias me atraparon
sin permitir que me defendiese...
Cerré demasiado los ojos para vivir
intensamente lo que sabía que jamás tendría:
"Tú, diosa de los vientos que soplan
a su antojo mientras abrazas tu destino,
cuya mente asustada pero prodigiosa
es la emperadora de tu reino de amor...
Poder para dejar de sentir,
o cambiar su destino, el del sentir,
con grandes verdades que no le hablan
a mi alma, que escucha atentamente...,
muy a su pesar...
Amor convencido de que existe,
comprobado por errores ajenos,
alimentado por cansancio e infelicidades,
con derecho a vivir otras verdades...
Precioso instante eterno transformado...
Pero tu alma temblaba en tu piel
con mis temerosas caricias,
tus labios transmitían un arcoiris
de vida, que yo vivía por tí...
Lo que duele es la prodigiosa rapidez
con que tu alma se desprende de un alma
a la que amó, muy a pesar suyo.
Por momentos dejé de ser yo
para que fueses tú...,
pero lo entregué todo y
no me duele el hacerlo, en absoluto;
es la paz de aceptar mis errores,
humildad del alma herida...
Sólo sé que alguien, dentro de ti misma
que no eres tú, no te dejó llegar hasta mi,
y podrías haber llegado y haberte marchado,
pero jamás llegaste, no te lo permitiste...
Tras el lento y leve dolor,
que se alegra de existir,
al fin, a ojos de todo el mundo...,
se dibujó una sonrisa que sigue viva...
(20/01/04) |