En estas extrañas olimpiadas que se celebran ahora, los ciudadanos exigimos a nuestros gobernantes máxima velocidad y ellos a nosotros, una resistencia sobrehumana. Y todos juntos de la mano y vestidos con la roja estamos jugando el partido. Y ganaremos. Seguro.
Eso sí, el día de los laureles, no deberíamos olvidar que las medallas en España siempre son para los fondistas.