LA CARTA

Estremecida la apretujé contra mi pecho.

Hacía mucho, mucho que no recibía nada igual.
Estaba ante una reliquia. Primero la disfruté; después de contemplarla un largo tiempo la leí despacio, saboreando cada párrafo.

No pensaba que me sería tan difícil contestarla.
¿Cómo se escribía una carta?

Acostumbrada a los mensajes: ¿Que había hecho el tiempo conmigo? Culpé al avance de la tecnología avanzada y busqué en mis viejos cuadernos. Nada, solo había bosquejos de cuentos y alguna que otra poesía.

Investigué su carta.
Empezaba con una fecha, con los deseos de que me encontrara bien
Y de lo mucho que me extrañaba.
Había pasado tanto tiempo.

Traté de que me saliera casi igual.

Le conté de mis cosas. Agradecí su recuerdo. Me despedí ´.
La coloqué en un sobre con su nombre bien claro y no me olvidé del remitente.
Pero he ahí la gran duda.

¿Cómo la mando?