El hombre de Schrodinger


En la casa había dos puertas y todas las mañanas el gato esperaba que su amo el Señor Schrodinger saliera por la de la cocina con un gran plato de jugosa carne. Se sentaba en el medio de ambas y trataba de adivinar lo que ocurriría, mirando hacia una y otra con gran concentración. En su máximo paroxismo esperaba ver surgir a un Señor Schrodinger por la puerta de la cocina, con jugosa carne y a la vez al mismo Señor Schrodinger por la del living, con idéntico alimento. Pero para su pesar, el hombre aparecía indefectiblemente por la del living con una fuente de comida para perro, ni siquiera para un felino como él. Así no le quedaba más que confiar en la aparición azarosa de un ratón que no tenía como saber por dónde surgiría. "La vida es caótica", se dijo el felino.