NUESTRAS CONCIENCIAS


Ya no es la sangre y el gen con sus caprichos
son los sabios congéneres los que ungen
con libertad y saber al elegido
para darle su impronta a los destinos.
Calígula y Nerón se encantarían
al ver a las potencias que lideran
los destinos de un globo tan hermoso
en manos de payasos importantes.
Maravilloso el don de los humanos
claros en su sentir, tan eficientes
erigen sin medir sus coeficientes
a dioses que lo infectan con sus manos.
Quizás estas palabras sean soberbias
productos de un pequeño pensamiento
pero si un mal nos daña en estos tiempos
es el virus que está en nuestras conciencias.