Puedo oírla llorar a través de varias paredes lejos de mi.
Viaja y traspasa distancias infinitas.
Viaja y se mete violentamente.
Viaja y te despierta como el zumbido mismo de una mosca cuando aletea en un oído.
No en cualquier oído , no, solo aquellos dignos de receptarlo.
¿Cuál es el decibel más agudo , del agudo sonido de la tristeza?.
Entiendo que viajan; pero, ¿a dónde van?
es que ¿acaso tienen un lugar de encuentro estos ruidos de llanto y dolor?
dónde se encuentran a matear?,
¿De que hablan?, ¿Será que se alivian al fin?
Ahora lo siento un poco mas claro, y realmente es que ya no te escucho llorar. Podés ser vos o en consecuencia puedo ser algún yo.
Cuentan que en momentos de crisis mundiales, estos sonidos de tristeza mantelan ciudades enteras dejando una nebulosa espesa que ni los rayos del sol son capaces de atravesar.
Una vez , los pude ver en las luces amarillas de las calles desoladas, algunos otros simulando ser pájaros de pico rojo en los bodhi.
Ah!, También se camuflan en los hombres con sombrero que fuman en decimos pisos, y hasta en las sonrisas de los padres prematuros o incluso se agarran del humo de las chimeneas que desprenden los viejos trenes.
Y es que, en tiempos así, dónde todos contra algo, tiempos de avaros y egoístas; uno le quita sumamente importancia a la tristeza del prójimo , sobre todo cuando es a uno al que le está tocando emitir.
Pero, cuidado que no los llora, los expulsa, si, y lo hace con rabia y se enoja con todos y con uno mismo. Con todos los que se están desahogando y con los sumisos que esperan en silencio haciendo nada. Con el mundo, si, con el mundo y hasta con la crisis misma que lo rodea y te rodea.
En ese preciso momento, ellos se dan cuenta que buscan que su tristeza viaje, pero que no hable con nadie, que también se vuelva redondamente egoísta.
Brian Verdier. |