En estos días de incertidumbre donde el sueño te despierta sin excusa alguna, el miedo aterroriza al pensar en la perdida de alguno de mis seres queridos, está espera de no saber hacia donde vamos, ni que camino tomará la vida de acá en más.
Si pudiera abrir mis alas y cubrirlos para que nada les pudiera pasar, pero hoy nos damos cuenta que no importa el dinero, ni tu belleza, ni siquiera tu inteligencia, para el virus somos todos igual.
Sabemos que anda suelto, no lo vemos, no lo sentimos hasta que se adueña de nosotros, algunos pueden superar su posesión, otros que venimos con alguna que otra ñaña , le será fácil hacernos trizas al déspota acaparador.
Lo veamos o no el mundo va ha cambiar desde ayer, nada será igual, si miro las noticias siento que se me oprime el corazón por todos los seres que muren cada día por que no tomaron los recaudos, por que no fueron notificados que el virus no haría concesiones.
Somos seres indefensos, ha tenido que hacer acto de presencia el virus para que más de uno se cuestione lo vulnerable que es ante este contrincante sin rostro, sin cuerpo pero mortal para la humanidad.
Discusiones sin sentido, países pobres, países ricos, millonarios, indigentes, para el no importa ni tu capital, ni tus títulos, ni la ropa de marca, ni si has viajado por todo el mundo, no le interesa si te has hospedado en hoteles cinco estrellas o bajo de un puente.
Humanidad estamos en manos de un enemigo que no hace diferencias por clases sociales, ni credos, ni ricos, ni pobres, el tiene el poder nosotros solo tenemos que resguardarnos en nuestros hogares, alguien no se quien escribirá el final de esto pero seguro que no tendrá tanta soberbia y espero que más humanidad.
CAL.COR |