MÉDICOS DEL ALMA





Perversas tus razones y tus leyes,
tu obscena vanidad para juzgar,
te anuncias más allá de los vivientes
ungiendo a tu poder de impunidad.
Obeso en tu opulencia, omnipotente,
proclamas que el dinero es el maná
y cuando determinas que venciste,
que ya ni Dios te puede detener,
das tus narices miopes con la dura
piqueta que amenaza tu edificio,
tu fiebre de codicia y tu mentira
infame desertor del corazón.
Hoy que los rostros se aterran y se angustian
y caen las máscaras de tanta hipocrecía
llega la luz que torna a bautizarnos,
un salto de conciencia está naciendo
en esta realidad que nos humilla.
Hay médicos y médicos del alma,
los sabios olvidados se reencarnan
no hay duda, la memoria los reedita,
aprende de la llaga y sus motivos
que aún, a pesar de tí fantoche triste,
la conciencia del cosmos triunfará.