A semejanza de luciérnagas perdidas en la penumbra nocturna, aquellas almas errantes, faltas de energía, deambulaban carentes de alguna brújula indicadora del norte perdido.
Incertidumbre convertida en momentos de desesperación, no hizo hincapié en el monótono reloj del campanario antiguo.
Era uno más de esos días en los que la luz revelando muestras de cansancio, ya había abandonado las callejuelas, a semejanza de serpentinas, entre las casonas que conocieron tiempos mejores.
Una amigable neblina comenzó a dilatarse… el ocaso decía presente, momentos que incitaban a rever sentimientos anclados, vivencias grabadas, deseos frustrados, sueños sin futuro.
Todo el ambiente suspendido, los minutos se agolpaban como deseosos de acelerar el advenimiento de la hora prefijada.
La llegada inesperada de apariciones convertían las sombras en entes de razón.
Imposible quedar ignorado y humilde, como acatando una orden, en el aire flotaba la consigna a cumplir.
Una inusitada campanada, recordó tiempos lejanos, quizás remotos.
La masa homogénea reunida frente a la atalaya medieval, exigía, con su sola presencia, ser acreedora del advenimiento prometido en las legendarias escrituras.
Un silencio maquiavélico colmó las inquietudes, aquello ocurría…una vez más se cumplía el veredicto.
El predio, como un campo de batalla abandonado, quedó como único testigo de lo allí ocurrido.
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*Registrado/Safecreative N° 1710244639513
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