El Chapulín Colorado es recordado por su frase: "Calma, calma... ¡Que no panda el cúnico!" esto en alusión a la frase 'Que no cunda el pánico', y es necesario citarlo en este momento de la humanidad.
Sin intención de minimizar la importancia del Corona Virus 19, es bueno entender que con la desesperación y el pánico colectivo no vamos a logran nada positivo para controlar esta enfermedad que se ha declarado pandemia.
El hecho que se haya declarado como pandemia no significa que sea más grave que antes, el término NO está relacionado con la mortalidad en sí, más bien con su presencia geográfica, que a finales de febrero del 2020 ya abarcaba más de 100 países.
A principio de marzo los países con más infectados registrado eran: Francia, Corea del Sur, Irán, Italia y China (donde se originó la enfermedad en Wuhan, la extensa capital de la provincia Hubei, en China central). Es bueno saber que la tasa de mortalidad no es tan alta como en otros virus, tales como el Ébola (EVE) del 50%, o la gripe aviar de un 39%, u otros virus.
Podemos comparar la pandemia con un huracán, a un huracán se le da seguimiento, y conocemos su trayectoria y su poder destructivo, según las precauciones que se tomen en el territorio donde va a tocar dicho fenómeno, de eso dependerá en cierta medida la cantidad de víctimas mortales en dicho lugar, igual es con la pandemia, hay que tomar todas las precauciones de lugar para minimizar la cantidad de infectados y muertes.
Comparto la última parte de un interesante artículo de Roberto Crobu (psicólogo español):
“China le ha ganado al COVID-19 por sus matemáticos, no por sus médicos. Por su sistema educativo, no por su sistema sanitario.
En un mundo donde la viralidad atiende más a patrones matemáticos estudiados en redes sociales en lugar de los cánones clásicos de atención sanitaria, queda difícil entender que parar la cadena de contagios colectivos (criterio matemático), sea más importante que prevenir o curar a los infectados como individuos (criterio sanitario). Que cada uno tiene una “Responsabilidad Social Ética” en no convertirse en un eslabón de esa cadena: que permanecer en casa no es para no infectarse, sino para bloquear la viralidad. Para no convertirse en un portador más. Que si cada día dos personas contagian a otras dos, y ninguna autoridad declara aislamiento, al final de 15 días habría sesenta y cinco mil contagios. Y al final de treinta días, mil millones.
Nuestros políticos están mostrando en esta gestión una gran mediocridad en el manejo de modelos sociológicos. Sus gabinetes tal vez sean obsoletos. Tal vez se hayan quedado atrapados en una red clientelar que no es capaz de hacerles ver sus limitaciones. O tal vez estén condicionados en exceso por poderes fácticos de colectivos y lobbies con planteamientos arcaicos. O tal vez no manejen todavía la adecuada tecnología.
Pero es hora de que nos demos cuenta de que las reglas del juego han cambiado. El COVID-19 nos está diciendo que ya no somos el primer mundo. Si queremos sobrevivir a esto, necesitamos desarrollar modelos más ágiles de toma de decisión, basados en una visión de entidad colectiva en lugar de funcionar como un simple conjunto de individuos. Y la educación, el liderazgo valiente, y la disciplina colectiva son clave para la supervivencia”.
Quiero aclarar: que aunque mi apellido materno es Corona al igual que el de Luis, nada tenemos que ver con este virus, y que tampoco es parte de nuestra ascendencia familiar.
Me quiero despedir con algo que me enviaron y me parece muy interesante:
“Mi amada corona”
Todos están ocupados en cómo deshacerse de ti.
¿Y yo me pregunto, porqué viniste?
Realmente pienso que un desafío no viene solo así porque sí.
Vino a reflejarnos algo.
Vino a enseñarnos.
Vino a abrirnos los ojos donde elegimos cerrarlos.
A golpearnos para despertar, cuando no lo hacemos por elección.
Esta vez llegó a nivel mundial,
Porque hay algo aquí a nivel global.
Entonces, ¿A qué viniste Corona?
Tal vez...
A detener la loca cultura de compras y consumo.
No es casual que haya comenzado en China,
De repente parecía posible sobrevivir sin Eliexpress.
Tal vez...
Para que entendamos que para ser feliz no hay necesidad de llenar de sellos el pasaporte,
También se puede viajar aquí en nuestro impresionante país.
Tal vez...
Para detener la carrera loca de la vida.
Para aislarnos y pegar una mirada introspectiva, y entender que estar aislados no significa que estamos solos.
A aprender que estar con nosotros mismos es algo grande.
Tal vez...
Para aprender a colaborar y tomar responsabilidad personal.
Para aprender a no ofender a los demás.
Y a nivel global en lugar de desarrollar armas de combate, encontremos juntos una cura para la enfermedad.
Tal vez...
Para aprender a liberar, a dejar ir, aprender a ser uno.
A cancelar vuelos, planes, conferencias y eventos.
Bueno, ya sabes, el globo sigue dando vueltas. La vida sigue.
Tal vez...
Se trata de cambiar patrones, hábitos, necesidades.
Para permitirnos elegir algo nuevo, algo que no sabíamos que queríamos o podíamos.
Tal vez…
Gracias "Mi querida Corona" por todas las lecciones.
Entendimos.
Ahora estás invitado a irte.
* Dorit Gesher * Terapeuta de CBT, Israel
|