Me enamoré de las noches de bohemia y quizás también de una actriz.
Todo comenzó un día de invierno con unos tragos de más, un teatro y una fiesta.
Ahí estaba yo, algo ebrio y drogado en una reunión donde solo conocía a 2 o 3 personas. Era el cumpleaños de alguien pero no tenía idea de quién, mío a lo mejor. De pronto, descubrí sus ojos en medio de tantas personas alborotadas por los efectos del alcohol. Ella también me vio, sostuvo la mirada por unos instantes mientras mantenía una conversación sobre algún tema político que no logro recordar por más que lo intento…y vaya que lo he intentado.
Por alguna extraña razón, bueno, no tan extraña ahora que lo pienso, intervine en la conversación para prestar mi punto de vista a su ligeramente acalorada discusión.
Una cosa llevo a la otra, de pronto nos encontrábamos charlado los dos a solas, compartiendo uno que otro cigarrillo y dejándonos llevar por la maravillosa sensación de encontrar a alguien tan extrañamente fascinante entre tanta gente.
No sé quién besó a quien… pero hubo besos. La pequeña actriz desempeñaba su papel a la perfección y me cautivó a primera vista, no estoy seguro si fueron sus gráciles movimientos o su tímida sonrisa en contraste a mi rostro sin risa. Nos tomamos sin prisa, lentamente, como esas copas de vino que no quieres terminarte. Lo hicimos en medio de la sabana, me dijo que debíamos tener mucho cuidado con los leones, por lo que apresuramos el paso. Corrimos como cuadrúpedos tratando de salvar sus vidas, a toda velocidad, tratamos de fusionar pieles, de recordar en cuál de nuestras vidas pasadas fuimos dos acalorados amantes y volver a ser uno. Estoy seguro que ella no estaba actuando… ¿O sí?
Esa larga noche se alargó durante unas semanas más, quizás hasta un par de meses.
Tiempo en el que fue inevitable no sucumbir ante sus encantos y los de la noche.
Instantáneas cartas a las que atamos nuestras expectativas.
Mi oscuridad se sale por los poros hasta embarrar y manchar todo lo que me rodea, tiñendo cada rincón de mi ser con sus pantones tristes.
Amalgamémonos, volvamos a mezclarnos hasta perder la cordura, olvidemos nuestros guiones y lancemos esos pesados papeles por todos los aires, rompamos esa fina cuerda que a duras penas nos sostiene en medio de este inmenso acto circense. Intentaré no perder el equilibrio, tú intenta no caer y seguir dibujando hermosas figuras en el aire. Un elefante blanco observa fijamente, yo intento no desaparecer… 5 búfalos pastan tranquilamente. |