“Damnificados de la zarzaparrilla se concentran en población a las puertas de Consumo por los perniciosos efectos del vino”.
Se ve que pedían enérgicamente que no se hablase de ellos por ningún motivo bajo los efectos del zumo de uva fermentado y bebidas similares, reivindicando, al mismo tiempo, el don de la sobriedad. Al parecer se quejaban de que sus nombres y fama fueran tomados a chanza por los vinolentes en cuanto se abocaban dos tragos de la sustancia referida. Y pedían un apercibimiento serio sobre la cuestión. Había una clara relación entre vino y vinolencia. De hecho, ambas palabras, tenían una raíz parecida. Violencia verbal, violencia física, parecían costumbres arraigadas en relación con el vino. Al parecer, a falta de una instancia divina, que velara por sus expectativas de honor, solicitaban a las autoridades terrenas mediación en el asunto. Concluía la carta con que se encareciese el consumo.