LA MUERTE
Es contradictorio este disfraz de la muerte, porque en diciembre es alegría, festejo, recocha, fiesta y es el que alegra la vida, el que hace correr por las calles, es el que va golpeando con una caña o palo, o el que se va llevando a los niños y niñas, para el infierno, al cielo o el purgatorio, no se sabe.
Es un disfraz muy reconocido y temido por los infantes, porque da terror, al ver a una persona dentro de un traje negro, que puede ser con falda o pantalón, que lleva pintado en su cuerpo un esqueleto y su cabeza cubierta por una máscara terrorífica de la muerte, como es la calavera, medias negras, con zapatos negros o blancos de acuerdo al gusto del disfrazado y complementándolo con una guadaña, que es un palo o caña de unos dos metros, forrado de negro y en una de sus puntas, lleva una especie de hoz, que es una herramienta formada por una cuchilla puntiaguda y curva, con mango, que se utiliza para cegar el trigo o la cebada, con la que le corta la cabeza a sus víctimas.
Según el Eclesiastés 9:5, 6, los muertos no sienten alegría; tampoco sufren, porque están inconscientes, no sienten nada, no pueden ayudar a quienes siguen vivos ni hacerles daño.
La muerte no es más que la terminación de la vida, la separación del cuerpo y del alma, cuando pierde sus signos vitales, cuando ya no va más y es el camino para someterse a un juicio final ante Dios, por sus acciones buenas o malas, en el paso por esta vida.
Pero esta frase, “Polvo eres y en polvo te convertirás”, del Génesis, nos hace pensar, que es el final, sin embargo, la biblia también explica, que los muertos, serán resucitados por el hijo de Dios, confirmando lo dicho en Juan 11:25, donde hay una esperanza de vida, cuando leemos lo siguiente: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá”.
|