Cuando perdimos Cuba y Filipinas, los escritores de la Generación del 98 se pusieron a escribir como locos. Este virus Covid 19, loco él, nos empuja a los escritores o amaters de hoy a teclear al menos.
¿Qué podemos aprender? El reclutamiento en nuestras casas da tiempo para reflexionar, ejercicio que a mí me recarga. Pero tampoco es bueno pensar mucho, y, fatal, en negativo.
Los más optimistas dicen que después de este estallido, la humanidad va a resurgir más humana, valga la redundancia. No digo yo que no. Aunque debería hacer dos incisos, uno, que gente humana la hay, y mucho; otro, que la cabra tira al monte, como dice el refranero.
Después de una sequía, el agua sabe más rica. Segura estoy que, tras esta debacle, resurgirá la alegría con fuerza en nuestros corazones. Mientras tanto, la alegría no debe estar perdida, debemos entretenernos en buscarla, porque está escondida por aquí y por allá. Éste, éste es sin lugar a dudas el cometido de la inmersión en nosotros mismos y en la toma de distancia de tantas cosas, la búsqueda de sentido. Valorar, ponderar, donde ponemos los acentos.
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