Quiero ser activista de mi propia causa,
luchar por derechos que yo mismo he de crear,
voy a estar a la vanguardia de mis deseos,
doblegar mi destino por la más justa causa:
abanderar la noble acción de autoprotegerme.
No quiero más diletantes causas perdidas
ahora que tengo una noble causa encontrada
que, muy diligente, empieza y termina en mi,
sin más razones que las que yo mismo me dicto
para mi beneplácito, para mí reconforto.
Ni vestido de lucha, ni de fútiles derechos,
dejaré atrás los forzados resentimientos
que no se sustentan más allá de su discurso,
e inconcluso e insensato me voy a carnavalizar
para vestir indolente mi propia fantasía.
La causa de mi causa la he inventado yo,
no quiero ser producto de un ajeno algoritmo,
estéril mensaje adoptado sin fundamento
que me une al conjunto y me separa de mi,
quiero ser mi espejo y mi reflejo, ser yo mismo.
Al frente, siempre al frente, avanzando,
esquivando vacíos slogans y fútiles insignias,
creyendo en lo que yo mismo creo y me creo,
voy a ignorar todas las señales y dogmas
y seré yo la luz al principio y al final del túnel.
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