Actualidad: COVID-19
La humanidad bajo la espada de Damocles
La humanidad creyendo que su fin se acercaba, sabiendo los promotores de esa “fatal “noticia que no es algo que va a suceder en la cercana o pronta mediatez del tiempo, se creó con ello un clima de incertidumbre y temor que en mayor medida sólo contribuye a obtener dividendos mezquinos a los grupos, entidades o personajes que promueven más allá de lo real lo denominado: Calentamiento Global y/o Cambio Climático que si bien es cierto, en ello, tiene mucha culpa el ser humano no es menos cierto que en lo primordial corresponden a situaciones propias y cíclicas de la tierra, del sistema solar y por ende del universo en su totalidad.
Pero hoy sin quererlo, saberlo y ni siquiera pensarlo de un momento a otro aparece ante la humanidad una verdadera espada de Damocles que pende amenazante en todos los extremos de este mundo. Sabemos y conocemos de virus, bacterias y contaminantes que paralelamente conviven con nosotros como habitantes de la tierra, y como además vemos que a paso firme la ciencia avanza en pos de la salud, todo lo que hoy está pasando estaba alejado de ser un amenaza pandémica y sin embargo un pequeño ser que se trasporta y multiplica en forma exponencial hoy tiene a la humanidad bajo un manto de temor e incertidumbre que obliga a pensar en la vida y a repensar en la realidad de la existencia.
El enemigo es pequeño, prácticamente invisible al ojo humano, pero parece una fiera gigantesca e indestructible ante bombas, gases y programas cibernéticos.
Podríamos pensar que tan solo es un virus y es cierto lo es, como muchos otros que conocemos, pero… pero es nuevo, desconocido, solapado e intrigante y pareciera que sabe que armas para combatirlo no tenemos.
Por eso, mientras los tecnólogos y científicos buscan y hurgan en sus conocimientos buscando los planos para construir un cañón Berta moderno, un acelerador de partículas, un antiviral eficaz o hasta quizás un aerosol benigno y mientras no tengamos vacunas y/o tratamientos efectivamente comprobados para la recuperación, debemos ser consecuentes y sobre todo obedientes en las directrices que imparten quienes gobiernan y manejan los estados que política, económica y socialmente logran mantener un equilibrio que puede o no satisfacernos, pero considerando que hoy no es el momento para defender interese propios y mezquinos, sino para actuar mancomunados en mantener un orden consensuado hasta que la ciencia pueda expulsar al invasor o por si solo este se autodestruya al ver y sentir la resistencia colectiva universal, con que la especie humana lo puede enfrentar.
Hoy no es una familia, un pueblo, una nación, un país o un estado, es toda la especie humana la que está en peligro.
Por eso mismo:
Gobernantes y habitantes de todo el mundo, unámonos férreamente, como un solo ente universal, en políticas y normas de defensa en esta guerra sin fronteras ni ideologías, para combatir a este inoportuno enemigo en apariencia pequeño, pero que se transforma poderoso ante nuestras debilidades propias del ser individual.
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