La ecografía mostraba algunos problemas
-No te preocupes, hasta el parto, no se sabrá nada dijo el ecógrafo.
“Nada va a ocurrir, pensó” su madre, tocándose el prominente vientre que albergaba a su tercera hija, que se llamaría Lucia
El vagido inaugural fue tímido. Estuvo cianótica, pero sus signos vitales estuvieron vigentes a lo largo de dos meses. Hasta que llego el diagnostico: Traspolacion de los grandes vasos. Necesitará cirugía. Sera la primera en el país de esa índole.
Lucia dio su pecho a su segunda cirugía, que fue la del desfbrilador
-Que tenes ahí, decían sus compañeritos señalándola.
-Es un cierre, porque de chiquita me trague un unicornio de plástico, respondía.
Estaba vestida con su atuendo de los quince años. Parecía una muñequita en su ataúd.
Su cutis, blanco, translucido.
Las horas pasadas en hospital hicieron estragos en su padre, que habiendo agotado todos los procedimientos médicos. El último recurso, el trasplante de corazón fue desechado, por el deterioro de todos sus órganos.
Las culpas reverberaron, llenando los días de vacíos, tormentos y depresiones. Las fotos circularon en la escuela por años. Tenía diecisiete.
Sus padres nunca pudieron reconciliase.
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