Luego de cenar nos marchamos a un lugar apartado de tus amigas y mis amigos, no pude evitar las ganas de gritarte que me estabas volviendo loco cada vez que ensortijabas tu cabello. Después de convencerte que nunca te haría daño te invite a solas a mi lugar preferido... el mundo. Mi mundo.
Te tomo entre mis brazos y me escurro por tu boca hasta acercarme a tu oído, luego, te susurro desde mi lado del mundo que me escuches... pero tu ya no quieres.
Trato de recuperar el tiempo perdido, pero tu ya no me deleitas con la armonía de tus pensamientos. Que sucede en tu cabeza, que te motiva a jugar conmigo y mis sentimientos.
Temprano pienso en ti, tu boca y en cual sería la mejor manera de besarla. Al transcurrir la mañana no puedo dejar de pensar en como susurrarte palabras que hagan que se te ericen los brazos y tu cuello, a fin de que con un beso hacerte sentir mujer por completo. A eso de la tarde ya pasadas las seis salir de tu cuarto en mi desdoble de ladrón, para poder ir de hurtadillas y infiltrarme en ese caparazón que estoy descubriendo poco a poco. Ya de noche, cuado nadie logre vernos, te tomare por la cintura y beberé tu espíritu que ira sonrojándose por cada palabra que pronuncie cerca de ti.
Despierto, miro a mi lado y descubro que lo que bese y ame era solo un suspiro, todo lo que entregue se me negó con un simple “después”, y ahora lo único que va quedándome es la soledad o la opción de luchar por lo que en algún momento perdí tratando de encontrarte, la esperanza de volver a amar.
Mi objetivo es que con un simple roce, una caricia, un beso suave como crema, pueda hacerte sentir el mejor de los orgasmos... tan solo con besarte.
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