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Hay un sabor familiar a sangre en mi boca cuando me levanto del suelo. Dos hombres yacen en frente de mi, mutilados más allá de todo reconocimiento. La canción vibra a través de mi cuerpo, suave pero aún ahí. Los otros tres hombres al otro lado de la habitación comienzan a entrar en pánico.
"¡Mierda, los mató!" Sus voces suenan distantes. Solo existe la canción y la necesidad de cantar, la necesidad de bailar. Oh, claro que bailaré, incluso si tengo que obligar a mis compañeros de baile a seguir el ritmo.
"Pure Sadism!"
"Pure Sadism!"
"Pure Sadism!"
Mi mente vuelve a mi y tengo un brazo en mi mano. Dos muertos más. El brazo en mi mano es tan musculoso que parece más bien una pierna. La batería toca un solo energizante y siento como me sacude todo el cuerpo. El brazo cae al suelo. Ahora hay más hombres en la habitación, algunos de ellos ellos, algunos de ellos yo.
"Intoxicado"
"Intoxicado"
"Intoxicado"
"Intoxicado"
Me baño en sangre y suena delicioso. Hay un asomo de algo adentro, un profeta de cosas por venir. La canción toma ese algo y lo ahorca, justo cuando yo aplasto el cuello de alguien. La canción quiere un corazón y se lo consigo. La canción me quiere y me tiene y me divide entre aquello que apenas necesita.
"This will never end cuz I want more. More, give me more, give me more..."
La canción cambia, más sombría ahora. Los hombres, parece, han huido todos. Estoy de pie solo, en una habitación negra empapada de rojo. Ahora es cuando yo debería regresar pero la canción no para. Si no para pronto, se que desapareceré. Quiero gritar pero solo puedo cantar.
Quiero gritar pero solo puedo cantar.
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Para cuando Deilost lo encontró, el niño había gritado tanto que se había quedado afónico. A juzgar por los cadáveres tirados en la habitación los rumores eran ciertos. Un Don extremadamente fuerte que quitaba control al usuario.
Incluso al entrar en la habitación, los ojos del niño ya estaban sobre él. Una ola de sonido rugió alrededor de Deilost, una canción punk-rock acerca del estado vigilante y la necesidad de desmantelarlo. En una abrir y cerrar de ojos, con un sonido gutural en vez de un canto. El niño se abalanzó sobre el, atacándole desde tres ángulos diferentes. Teletransportación, fuerza y durabilidad mejoradas y duplicación o clonación instantánea. Deilost creó barreras a su alrededor en menos de un segundo y vio como tres manos chocaron contra ellas en el mismo instante, piel desgarrándose y huesos doblándose y rompiéndose por la fuerza del impacto. Solo para estar seguro, Deilost contraataco golpeando a los tres niños al mismo tiempo, deteniendo el flujo de sangre al cerebro de forma quirúrgica. Los tres cayeron y la música se detuvo y entonces solo quedó uno, desmayado a los pies de Deilost, mano sangrando sobre la fría sangre que ya cubría el suelo.
El niño no despertó hasta tres días después. Mentalmente, claro esta. Levantó la mirada para ver a Deilost con ojos grandes y asustados y se largó a llorar sobre su abrigo. Entonces conversaron. El niño preguntó si alguna vez estaría bien. Deilost fue honesto. El niño preguntó si Deilost le ayudaría a controlar su Don. Deilost mintió. El niño pregunto si las cosas iban a mejorar. Deilost no supo responderle.
"Aún... Aún no me has preguntado mi nombre." Dijo el niño.
Deilost se apoyó sobre el alféizar de la ventana y miró afuera, a los campos cubiertos de nieve. "¿Cual es tu nombre, niño?"
"Soy... De hecho, no recuerdo." El niño se concentró por un momento pero nada vino a su mente. Al parecer, la Canción había tomado su nombre y así lo hizo saber.
Deilost sonrió tristemente y agregó, medio bromeando. "Coro."
Sentado en la cama a su espalda, mirando fijamente hacia el espacio oscuro entre los hombros de Deilost, Coro asintió. |