Un rose de tus dedos sobre el tambor de mi corazón.
Un rose de tus dedos sobre la frágil película de mi desdicha.
Un rose ligero.
Regocijo del alma.
Cascada.
Donde aletee la vida.
En miles de vocales.
Satisfechas por la armonía alcanzada.
…Y sentir por eso en las entrañas arder mil atardeceres lánguidos pero dichosos, impulsados entre nobles sueños, al caer al unísono nuestras máscaras reinas:
--Piletas de espanto.
--Lúgubres mareas del peor dolor común que nos rodea.
Por eso
Un rose de tus dedos inundándome de ti mientras me alejo.