Yacía en su lecho, enfermo y cansado
Su enfermedad lo había postrado en su cama hace tiempo maniatandolo como una cuerdas
Su conciencia iba y venía como débiles destellos de la luz de una vela que se apaga
Profundos suspiros cada vez más tenues, iban inhalando y exhalando los últimos fragmentos de su vida
La que estaba llegando a su fin
vagamente, su conciencia despertaba a veces y tomaba conciencia de donde estaba
Cómo estaba
y quien era
En esos instantes, de pequeña lucidez, miraba su pasado viéndolo como un rompecabezas al que le iban sacando piezas
Había llegado al fin
Su fin
Estaba cansado
Desgastado
En ese final
En ese desenlace
Se reconcilió con su familia, sintiendo que pagaba una vieja deuda que por fin lo dejaba en paz
Se reconcilió con la vida y sintio que cerraba una vieja herida
La dura vida
La difícil
Una ola de alivio y de consuelo lo inundaba
Y por fin
Con lo que quedaba
Se reconcilió consigo mismo
Y así
Por fin
Aliviado y en paz
Sintió que ya podía irse
Se abandonó como un bote que suelta amarras y es arrastrado por la corriente
Cerró sus ojos
y el último suspiro
El más profundo
Vació de aire sus pulmones
Y con el último hálito que le quedaba
Se apagó…
Texto agregado el 02-03-2020, y leído por 174
visitantes. (2 votos)
Lectores Opinan
03-03-2020
Que triste es la enfermedad,la que a un ser como a él,postrado y lleno de pensamientos que obviamente nos deben angustiar.
Sentir o recordar todo lo malo que pudo hacer y sentir el deseo inmenso de pedir perdón.
Hay tanto tiempo para hacerlo en una situación así.
Muy buen texto*****
Un abrazo grande
Victoria
6236013
03-03-2020
Muy bueno. Por suerte pudo organizarse y no le faltó detalle de su vida sin resolver. Hasta reservó un último hálito para apagarse. Saludos. Clorinda
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