Heridas que con el tiempo supieron cicatrizar.

Aprendí que no eran mi única razón de vida.

Distinguí los asombrosos acontecimientos que se sucedían.

Sus pelas, sus lamentos, sus reclamos.

El bullicio distraía la capacidad del pensamiento.

No apreciaba el despliegue del desfile grandioso que tenía ante mi vista.

Los amare como lo he hecho siempre aceptando que no son indispensables.

Su actitud no me dejaba ser libre para retozar con mochilas ajenas.

Adquirí la licencia para dejar de cargar los problemas que doblaban la espalda.

“La asfixiante responsabilidad”

Mi tarea de escuchar por horas en silencio sin poder intercalar palabra.

No era de sabios el martirio había hecho erupción.

Se que algún día golpearan mi puerta impactados que sobrevivo.

El castigo no ha dado el resultado esperado.

Nunca los perdonaré por que no hay nada que perdonar.

La travesía que me conforta con soltura a caminar, volar, soñar.

Es el comienzo de una nueva etapa.

El inicio ha sido conflictivo entre medidas obtuve el colorido desenlace.

Los caminos se han bifurcados invitando a crear.

El cariño no es escaso sino es brindar espacio.

CAL.COR