Todo ocurrió hace muchísimos años, tantos, que ya parece que nunca hubiera ocurrido y que todo lo que se cuenta no fuera sino una creación, surgida de una mente poderosa o simplemente desvariada.
A pesar de los evidentes vacíos, discrepancias, distorsiones y versiones diferentes respecto de un mismo hecho, vale la pena detenerse un momento en la historia, para conocer un poco cómo funciona la memoria o la falta de memoria.
Y como se trata de un acontecimiento muy antiguo, no faltan escritos que avalan o rechazan el hecho mencionado, muchos de los cuales fueron redactados años o centurias después de que supuestamente ocurriera.
Y como en todo orden de cosas, cada persona que relató o escribió la historia, fue cambiando algunos elementos. No se trataba de mala fe, ni intensión manifiesta de confundir a los que le oyeran o leyeran la historia, sino porque quizás le faltaban palabras que otros sí tenían.
Todo comenzó, dice una de las leyendas, cuando un arriero, relató, luego de bajar desde los cerros, donde tenía paciendo sus cabras, que había visto a unos guerrilleros armados con poderosas armas en dirección al valle.
El hombre, se dice, detalló con gran acierto sus ademanes y al parecer, no hubo dudas entre los que escucharon el relato que se trataba de temidos guerreros.
Por lo demás, la alarma no cundió debido a que al parecer fueron muy pocos los que oyeron la historia; a su vez, éstos pocos, habrían dado tan poca importancia al relato, que la tomaron sólo por la invención de un mitómano.
Se dice que antaño los arrieros habían logrado desarrollar un sistema de comunicaciones a la vez elemental y complejo. Sus canciones, letanías, historias, cuentos o versos daban cuenta de sucesos que pudieron haber ocurrido o interpretaban de una manera diferente acontecimientos reales o imaginarios.
Al final, no importaba si el suceso había ocurrido en el lugar que mencionaban, por cuanto la historia por lo general era más antigua y cada arriero la ubicaba en el lugar que deseaba, pues no existían antecedentes escritos, salvo algunos relatos divulgados oralmente, cuya fecha no se podría definir con exactitud, tanto como la veracidad de lo descrito.
Por el tiempo en que dicen que el arriero pasó por el pueblo advirtiendo sobre la presencia de guerreros, habrían tenido lugar fuertes movimientos telúricos que fueron los que habrían en verdad devastado la ciudad. Por lo demás, terremotos han ocurrido desde siempre sobre la faz de la tierra.
Así, ya no conocemos certeramente si la ciudad fue destruida por los guerreros debido a la negativa de nuestros antepasados de cambiarse a su religión o por efectos de la naturaleza.
Pero hay más, se dice que es posible que aquel arriero que contó la historia original sobre los guerreros, haya visto en sueños a unos individuos armados desfilando hacia la ciudad.
Se indica además, para abundar en detalles, que los arrieros, por estar permanentemente en contacto con la intemperie, con la luz del día y la oscuridad de la noche, conocer los movimientos de los astros, puedieron haber desarrollado la capacidad de presentir sucesos, a partir de pequeñas distorsiones ambientales.
Así, aquel arriero, una noche cualquiera durmió consternado. Un gran pesar que no entendía y que embargaba su alma lo acompañó hasta que cerró sus ojos. Entonces vio la correcta fila de soldados desconocidos dispuestos para el combate.
Confundió entonces la realidad con el sueño, en un tiempo en que dicen que la diferencia entre una cosa y otra era nimia. Al despertar, se encontró con que el pueblo estaba en ruinas. |