La cadena con la que estoy atada, es pesada, y me aletarga el caminar. Creo que es para que no me escape…
El instituto donde estoy internada, no se denominaría geriátrico sino, guardería para adultos mayores. En fin estoy desde que cumplí los 96, y no es que no esté lucida, es que ya soy un estorbo para mis hijos, mis nietos y mis bisnietos, que en realidad se fueron incrementando con los años y que ni los cuento, porque me faltan los dedos de las dos manos.
Las gestaciones se produjeron a partir del 1998, y ya ha quedado instaurada la ley del aborto seguro, legal y gratuito, pero parece que en mi familia lo más importante es la reproducción humana y poblar este planeta de gente hambrienta.
La cuidadora, me cambia los pañales de vez cuando, creo que le aviso con un movimiento de cabeza, es que las palabras no salen de mi boca desdentada, creo que todo lo pienso y está en mi cabeza.
Ahí viene y le tengo que decir, que huelo mal, le levanto las cejas, y Clotilde ya me entendió.
Me tiendo sobre la cama y ayudo, me pongo de costado, y listo.
Ya estoy lista para volver a cotorrea, creo que con mi con mi imaginación.
Y jugar al chinchón con Clotilde, mi gentil cuidadora.
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