Parte II

Ese ímpetu borrascoso que parecía
lograr cualquier cosa,
era desde entonces un recuerdo febril.
Impensado, odiado impotentemente
por futuras arrugas… de soslayo,
el hombre ve lejana la familia, como
un retrato
devorador de lágrimas y, una
pileta insidiosa de amor truncado…
sus pasos son tan ligeros e
infructuosamente decididos,
solo para llegar al tren
que ha de guiarlo a quien sabe
dónde.
La soledad le agarra de la mano y
frunce el ceño para evitar que los
planes se le escapen.
El cariño que ahora a la distancia le
grita, es el estandarte que augura
su regreso, no obstante, postrado
en su pesadumbre; aspirando el
agrio humo que le arroja la mujer
sentada a su derecha
y que parece, a esta no importarle…
sabe bien que es incierto tal regreso.
Ella le mira en forma despectiva
mientras muerde sus labios siliconados
que ni son ya natos y mucho
menos alimento para gusanos.
El los mira con cierta repulsión,
cuando pasa en un parpadeo su
progenie, como un reflejo inseguro
pero que en su trasegar, será memorable…