Amores que no han sido.
Uno.
La historia del mundo es también la de los amores que no han sido. De repente un tipo se muere, en la ignorancia absoluta de que hubo alguien que lo quiso.
Y es que la inteligencia se mide asimismo en términos emocionales. Hay que saber gestionar los afectos. Más que nada porque son aquéllos los que nos pueden llevar mejor que cualquier otra circunstancia al éxito. Lo que no representa que tengamos que ir por ahí de alcahuetes o mamporreros. Que cada palo aguante su vela, por muy tentador que resulte ser la barita mágica del tema afectivo.
Y viene el asunto al caso de lo que ha ocurrido.
Depositario yo de un afecto sabido, no he movido un dedo siquiera, al respecto, aclarativo. Hoy lo he sabido. Mañana es el sepelio. De haber estado más atento- el difunto- en lugar de ser la soledad la protagonista de sus últimos días, quizá pudiera haber añadido tiempo de existencia, prolongando su actividad negocial en este mundo. Y es que la máxima que preside mis días es la de la no inmiscusión en asuntos afectivos.
Dos.
Y allí estaba la viuda virtual con dolor de alma y contrición de espíritu. Tampoco era para recriminarle el resultado.
He llegado a la conclusión de que tales amores si no se materializan son porque no lo eran tanto. Obviemos, por tanto, otras consideraciones. Si no se encontraron es porque no quisieron, por ser más fuertes otras circunstancias en juego. Vergüenza, miedo escénico o simplemente falta de determinación en los afectos.
Pero es que en el caso, los dos pensaban recíprocamente en el otro. Me consta, por ser uno confidente de ambos: amigo común de ellos. Han consentido que se les pudriera dentro el afecto.
En casa de ambos tomaba uno el chocolate. Yo creo que con tal gesto era suficiente. Era una especie de correveidile mudo. Confiaba en que fuera suficiente este traspaso de espíritus. Pero no lo ha sido. Se nos ha muerto un confidente, por lo que la pareja ha quedado rota ad aeternam, para siempre. Me consuela pensar que fue suficiente, que se amaron- lo que no es poco- conmigo.