Fulgencio: Oiga, compañero inseparable del luto emplumado de pistacho, imaginemos a dios como un poliglota, y sahueso como los perros de la reserva en andar por todos lados usufructuando restos, más si en estos momentos pusiera su atención aquí ¿En que idioma nos hablaría? En el mismo que el nuestro pues, que a la par de reprimirlo a usted severamente, le rogaría encarecidamente nunca más mirar y socavar como recabando teleteatro en aquella dirección de la reserva, denominada zona sátrapa en la alcoba del alberge transitorio del guarparque calentón de por vida, pues la circe señora se enoja hasta la póstuma manija, de saberlo un bulgar espía ruso con el corazón bolchevique deambulando por Manhatan. Pero igual qué bello es quitar, de acuñar y de retener, de una heladera colmada por siempre, en los designios de la amistad contigo, selecto amigo, gastando en la aurora turgente lo que entra al pico tuyo de ángel pájaro indiscreto, y también al mío, en la barriga del sonriente transgresor de labios en media luna, parcialmente trasplantado con el corazón de un corregido; pero por siempre siendo sospechado ladrón de guantes de acero, como los de el electricista para aislarse de la patada, pues sentenciado estoy en la capacidad de por vida en tener como único nombre Fulgencio, Fulgencio, de Luján, de vaya a saber que cliente podrido; más nunca más Alberto Centurión, que es como me puso el paupérrimo registro civil confundido; y aunque el tiempo a toneladas de fanfarria corra desinteresado, este inamovible alias de hombre viejo en alpargatas, delincuente real siempre disfrazado de cura petaca, quedará enclavado de por vida en la órbita del sacerdote casamentero inventado de apuro, por la curia grande en expresa gauchada de salida inconciente ¿Recuerda cuando se hizo aquel pucherazo de la CGT? Que entre la evaporación de la mañana en recalcar la esfera, sin expectativa del que dirán como se tomaron esa sopa tan espectacular; en fin, a ese guizazo llamo yo un milagro; allí embriagados por tantos sabores, y otro flash era ver el reverso del pan huntado sobre el fondo enlodado de salsa espesa; más no exagero si digo que hasta el sol bebió vapor de estofado, con la bruma de involucrado brillante quedando ese suelo mal torcido de peticiones denegado; y platos y labios relucientes de tradición como pasillos del teatro Colón en admisión de gauchos; pero paradójicamente, reicidente con el delito, prefiero ver cosas por el estilo, y no al pueblo muerto de hambre mientras los gobernantes sienten que los argentinos estamos abigarrados a lo que no merecemos, que entonces ganamos de más debiendo regresar el excedente al propio estado; políticos artífices principales de la negociación desfavorable hacia nuestros bolsillos tristes de sed, privados nosotros de ahorrar circulante sagrado por desaparece de la timba financiera, y de castigo de más tenemos el encarecimiento de todo, con los patriotas del concurso allí mirando con cara de y donde está la guita, la plata que debe quedar en el tesoro central cual el agua de una fuente; entiendo yo que cuando alguien gana bien no puede gastarse todo en sicarios, o queda claro que tampoco en comida para engordar tremendamente, o comprarse un millón de pares de aros para dos orejas solamente, y otro tanto de automóviles de alta gama para dar vueltas a la plaza. Odio la delación pero si pronto no hacen un calculo en que la gente necesita tener ahorros para solventar los inconvenientes, más, que esos pocos pesos no van a estar a disposición de la economía, los voy a deunciar por fratricidas de eliminarnos entre hermanos. Últimamente mi carne es apetito para las fieras, y mi mente un hervidero de ideas super renovadas en rutilantes gradas de libertad; pero no obstante, en el fragor de la competencia, Ignacio, con su grande esfuerzo de brazada incansable sobre el Plata, y de las plantas de los pies hacerse dueñas del asfalto asiático, africano, europeo, y panamericano, cual lo hiciera aquella carbonada, ha logrado tocar el hombro del propio Alá, al punto de mojarle la oreja al mismísimo Muhamad, con la promesa de pronto destronarlo de ese sillón tan todopoderoso e inalcanzable desde épocas de infintos lustros. El gordo asegura, y esto si que ni inbuído de adhesión parloteante jamás me animaría a tomarlo como propio: Que muchas veces, confuso y frío, el universo es un sistema desarraigado de la mano del dios querido, pues siendo el Quía solo inteligencia no se trataría de su propio cuerpo, de su propio yo; entonces el universo nos responde cual una máquina de coser haciendo los puntos para adelante, con esos castigos tan desproporcionados propios de quien está por sobre los afectos, de prescripción alejada de la moral en funsión de la preciada conquista; que justamente reacciona mal o favorablemente más que nada por reflejo de hacer andar bien al aparato suyo, de remontar la cosa hacia un lugar técnicamente preciso; o mismo esas nubes pasadas que acompañaron a Moisés tapando la noche en vigilia, y al sol por muchísimo tiempo, cual crema anti rayos ultravioletas, fueron precisamente como para cubrirlos de un posible trastorno canceroso de la piel calcinada por el desierto, por el solo hecho del universo no poder despilfarrar migaja, de esta creación imaginada por el dios amarrete, y parcialmente ajeno como delegando responsabilidades hacia quienes fabrican estrellas; y todo sin él al frente animado por la moral de un vigilante de barrio, de alertar por detrás la sabia inventiva, corriendo de aquí para allá al desojando la margarita de la corrupción pero de santísima preocupación mentirosa, con las pestañas quemadas en funsión de torcer los designios de un universo frío donde los átomos se siguen incorporando en tropel de masa incalculable formando sin fin de nuevas galaxias. Ah, pero en cambio aquellas luces que iluminaron la noche haciendo de guía y apoyo del profeta, esas si fueron por gracias y soporte del propio Luismi, hacia el ir ganando credibilidad en la prescripción y transmisión de un prospecto vital e inteligente; por eso entre el sol y la tierra debe existir una relación estrecha entre el tiempo de vida de ámbos, como algo en efecto diseñado por el sublime; que a mi nadie me saca de la cabeza que dios pervive hasta en las punta de la llama. Pero como sea, en el cotejando con las demás culturas, con menos de vos entre nosotros, sepamos reconocer al gordo Ignacio, cual el único señor viajado acostumbrado a portarse bien y hacer uso permanente de un pensamiento robustecido por la rica experiencia, factores que van siendo inseparables de su escencia; y aunque diga no, yo no dije nada, y por temor de los castigos se quiera lavar las manos con espadol del blasfemar seguido con teorías ateas, él ahora, con sus potentes milagros, como éste último increíble, de provocar aversión positiva y escalofríos del alma, de con el solo mirar fijo y preocupado, haber cambiado la errada producción del nivel plano equivocado, contra el fondo de todo el pozo enorme de la futura laguna, hacia el lado correcto de los caños de desague allí a la altura del campamento de las topadoras; además del haber despertado cual una cenicienta de una muerte cerebral fulminante, por ello alzándose primero como el único referente meseánico a simple ojos vista del vicario; y ni que hablar de la marea si se presenta cuando le estén poniendo la corona, un montículo de leyenda será por ende como nueva forma de progreso que leva y crece haciéndose montaña. Oh dios el cosmopolita, tu nombre ahora aquí es un tributo de las hazañas del compañero Poncini; entonces será de retribuir con la regeneración de la maldita discordia, y la contemplación del vago, o sea yo mismo que incipiente corregido ya me cuesta hacer maldades prefiriendo respetar con dulzura a los buenos cual si se tratasen de mi madre; haste presente en el Luján emblemático y has de los exorsista envidiosos un sucumbir de esa plaga ante el veneno mortal de tu enojo, y tráenos la marea para el día indicado que he apostado todo por el si, hasta mis últimos ahorros tan preciados, que se trata de hazaña también el poder retener la divisa sin gastar en la jarra loca. Y de allegarse el caudal mojado, la nuestra admiración será debenida en una holla popular al pie del santuario de nuestra señora, como la que se irá a formar de igual en el bosque si la marea coincide sublime. Y bien sabemos, si la marea viene el gordo Ignacio nunca desplazará al cristo nuestro, señor de los sueños, pues Jesús también es mitad carne y mitad espíritu santo, con suyo ser el reino éste y el poder del amor un barrote de paz por cada año; a lo sumo será Poncini cual un San Cayetano haciendo aliento del buen trabajar. Bha que se yo, vos acá y el gordo allí, los héroes solitos con el poder del rayo, logrando lo mismo de conquistar al mundo montados en un par de argumentos, espantando la langosta con apenas cuatro plumas de un lorito insignificante trastocado en gigante ángel, más con él engordando a muela batiente a la par de tocar las puertas del cielo, y seducir a dios con una prenda y un dislate de llamativo tamaño, siempre hincando al diente hasta alcanzar la gehena y pesar la friolera de ochenta más de quinientos kilos, todos siendo testigos del nunca parar de devastar este pobre zoológico, ni aun en el regreso forzado de volver a los setenta y ocho primeros, resultando finalmente explotar por bajón de devorar esa manada más la tigresa, postrándose en sueño patético de donde pudo completar la volanteada al paraíso de su barbarie titánica; pero aun con tanto adverso cronograma logró con creces conseguir lo programado al punto de quedar registrado en el libro genial de los récores Ginnes, por supuesto ayudado por ese milagro tan particular de dormir hasta el detestar de la aurora, y justo de estos muevo tiempo de paradigmas por el piso; y ese mismo motivo de dormir descerebrado descargando la comilona de quedar nuevamente liso, lo llevó a andar en sueños por los astros del paraíso recolectando réplicas del señor, seguramente en tertulias de inteligentes imagenes cargando su corazón de amor divino, con ser ahora, apenas al despertar por milagro en la hora señalada, con alas o sin alas, un ángel bendito como tú, de nuevo en cargarse de lucha apartada de lo onírico, y de demostraciones reales para continuar con la tarea de acercarnos el cielo a este recóndito lugar; los políticos de izquierda roban y así pierden la mística de la ética y la moral, pero él es distinto de ser un angurriento por dinero; depredador de carne magra en fusión de un objetivo, si, pero finalmente un santo, que por demolición se ha ganado un lugar entre los pesos pesados de la historia de las religiones. Y aunque en mi finalmente la incertidumbre surge tras el tironeo con lo importante, de antemano, por poco desde el arranque, soy dueño de un bruto dudar a medias, pues el resto es todo exaltación y bonomia; más no de usted, aun de poner tanto manto de piedad por sobre la teoría de Darwin, sino más bien del asunto del gordo, es que dudo en si todo será cierto o simple manipulación de aquel estado de grandilocuencia surgido de aquellas acciones acordes en pos de establecer un record; por ejemplo esa idea ciertamente brillante y cautivadora de ser la luna producto de un desprendimiento de la corteza de aquí. Y pues eres tú a quien dictan desde el cielo finalmente prefiero esas cosas volcadas a la formación moral pero trascendentales, garantizadas por el solo hecho del lugar de donde provienen; incistencia de tu parte en recalcar la nefasta consecuencia del rezar displicente o abreviado, anque también de agregarle a la oración sagrada producto interior de nuestra grasosa cosecha; más no comprar del nuevo profeta tanta idea salida de un estado de sacrificio tal en que hay que tener mucho cuidado con las cosas legadas del palaciego de la ilustración bajo esas condiciones donde el tipo se haya visiblemente exauto, sin noción de la pedagogía, marcadamente supeditado a la corneta sonando ligada a la inteligencia con la sola función táctica de poder enfrentar sus récores, como así para crearles dificultades a los vaivenes del cansancio, y a sus males escalonados con la resaca del esfuerzo trepando en aumento cual invasor en su perjuicio; por ello mejor pienso y discrimino en tu favor, más lamento sonarme ajentas al corazón entusiasmado de esperanza esas palabras poco claras de vanguardia, con además muchas veces contradecirse por causa de quizás un ateísmo absurdo. Pero eso si, con el empate por partida doble, en reproche pírrico hacia el dúo estelar de ser quienes en algún momento de la comparsa se desconectaron al sumerjirte en el abandono cruel, resultando ser ahora muy difícil sostener la pura lealtad conceptual. Lorazo, si tristemente nuestras mentes de adobe no están condicionadas para saberlo todo, que hacemos queriendo, apenas con premisas correctas del extinto proceder, saberlo todo; e incidir y reconciderar lo pecaminoso de desafiar al dios único con teorías que quizás saben a insulto. Al ver en la reserva a los animales posando para las selfis, considero posible que los humanos, de tanto sofocar la llama, estemos perdiendo la inteligencia, con un desenlace patético hacia una carencia sin retorno del intelecto, y esa capacidad de los sesos propia de manejar las ideas abstractas ir trasladándose de lleno al resto de los animales, quienes pasarían a formar parte escencial del extremo norte de la flama. Entonces vale aclarar, carente de interregno en la sapiencia y sin reparo en decirlo, que aparte de admiralo mucho a usted por separado, amo a los dos juntos cual los latidos de mi corazón en la acción de superarme; pues hasta donde vos hablaste, sin atavíos, humilde dignatario de un coraje de amianto, de primicias desinteresado y entronizado con la palabra cual brazalete de capitán, nos proveíste como para ir picando y cocreando de lo destinado al pronunciarse para los adentros en el silencio de la precaución prudente, sin plurito de las evoluciones y por falta de pulido para las enseñanzas callarse; que en el dicho sea de paso para mis adentros me digo: Como en el amor lo que callamos bien lo puede decir otro y aúnar esfuerzos en la formación de una leyenda nueva. Pero uy, me olvidaba, en este esporádico juego de despilfarrar y galopar de nuevo, que al huír de la catrera tropecé con la primera dama de la piel cerámica crema, allí despatarrada sobre el horizonte mullido de la colmena del aberno; mientras tanto yo escapaba al recreo éste, muñeca infiel preguntando al fiar de la nuca, lasciva y muy oronda al filo del reanudarse la marchita gala en suspenso ¿Adonde va, muchachito, estúpido reo de sembrar la opacidad en banalizar la religión con dichos de soliviantar las sagradas escrituras de blasfemia? Frase complicada bien dicha entonces, esposa infiel en horas sabáticas del matrimonio sagrado, en parecer sus pláticas con el guardaparque un juego de pin pong entre el sol y la luna, orbitando curiosa y pancha sobre la estrella regente. Más al entrar seguro me verá sonriente de la heladera, refrescado equimal siendo pichicho del rupestre concentir, en especial de sus exortaciones filosóficas, donde algunos de esos consejos ahora son como principios fundamentales para mejorar mi sociedad con la gente, de a poco forjando mi conducta de potencial reo en buen emprendedor de cosas útiles como para el colectivo social que rueda sobre patineta; y afianzado en imagén de un tablero de ruleta colmado de accionnes para la vida me hallo alimentado de proteínas nuevas con el auspicio de sus cátedras de ángel bípedo, por ende, un lujo para mi solo, que con aínco mamo de su poder del cielo, que bien reparo en cada detalle, en la descripción de llevar a cabo un recambio como forjando lo establecido con nuevas aportaciones saludables. Pero igual no se haga demasiado problema que para usted siempre habrá rúcula verde de aumentar la sangre en haras consistente de seguir derrochando sabiduría; que gracias a sus favores hoy tenemos de todo, como para barajar, elegir, y dar de nuevo, en este emporio de conocimiento ander ground: Métodos soporíferos de como adquirir sueño profundo, y de soñar a destajo y tupido, de tan solo con la acción física de acariciar trescientos metros de baranda en llendo y viniendo, o también para el mismo fin, a lo largo de la tarde sentarse en doce asientos diferentes unos placenteros minutos, no más, método éste extraído de los linyeras cual un robo del siglo hacia aquellos desahusiados que nada tienen más que el no en puerta; aunque a propósito de esto, también tenemos del popolo sonando, cual voz sudando neuronas sobre la frente, algo simple pero verídico como la seborrea, que las tantas esposas y esclavas de los antiguos profetas, traducidos en diferentes camas amorosas, producían en ellos el mismo factor de soñar, cual los asientos de la querida Mabel y las barandas del hangurriento Poncini; nuestros queridos reyes contemporáneos separados por la plebe risueña. Ah, pero esa teoría oxigenada de pubertad, de no saber de quien cuernos la hizo correr (Otra materia de la carrera a rendir en vacaciones el saber la identidad de los genios; más los trescientos mil anotados, convidados de piedra, alardeando cómplices con el hallazgo, como forma de retruque, de en el pasado haber recabado esa información de los buscadores de las propias laptops). Pues el gran interrogante por sobre cualquier cerco siempre es ha hoy día la misma pregunta vital a resolver ¿Como es que aparecieron los primeros seres; como es que se llegó de microbios tan pequeños a esos dinosaurios de grande tamaño? Y si los humanos surgimos como hijos bobos de los monos, salidos de un vientre fecundado; o del propio paraíso trapasamos la barrera de lo invisible; y sobre el resto de la fauna lo mismo cabe preguntarse como es que aparecieron todos; pues seamos sinceros, de los peces y de las plantas la cosa resulta como más sencilla de suponer. Más los nuevos apóstoles en las tabernas del Luján emblemático, con otras hipótesis a base de fuentes de vida primera, quemando pestañas sobre esta discución chabacana, como para sacar platea techada y clavarse una docena de choripanes semicrudos; con aquellos que asumen el liderazgo de retrucar a Darwin, con sus impertérritos fósiles como prueba irrefutable, y a la propia biblia, con ojos encendidos de esperanza rastrera ante el estrado improvizado de rejunte de mesas marrones y manteles como sábanas; con algunos de los derivados nuestros allí prendidos en la conversación, de nuestra casa, de sus cátedras, y las del gordo ahora flaco como alforjas vacías; haciéndose afianzar la idea peculiarmente nueva de por un lado el humano haberse creado por implosiones venidas de larvas microbianas, habiendo aparecido nosotros como pochoclos desde el maíz pisingallo; y además los otros seres, cuadrúperdos, mamiferos, aves de pico encorvado, venidos todos ya desarrollados de una mediana edad; quizás estableciéndose un tope final entre dicha evolución de diferentes caldos de cultivo, receptáculos de información genética renovándose con los siglos; anótese que desenvolvimiento el mío en momento de tanta confusión; cruzados orígenes por el vaya a saber qué cuernos tiempos, de seres venidos del agua, de una pizca de escencia, precisa cual el espermatoside que fecunda al hombre de dos cabezas, en una fecha exacta cual la muerte irremediable de Carlos Gardel, incluyendo a los otros aparecidos, cual segunda opción del Quía multiproceso, venidos de golpe y porrazo en vívido truco de magia, desde un canchero traspaso del edén del paraíso hacia la tierra grandilocuente, para finalmente ser nosotros los destinatarios principales del entorno cósmico; y ambas opciones de cara firme hacia el planeta solvente, de fauna y vegetación desparramada como esperando a los patriarcas designados dirigir la cosa, de hacerse cargo y comenzar a andar poblando bajo la exigencia del supremo dios; seguramente comenzando la cuestión en la cubeta de la vida que son los pobres charcos de la lluvia atetados de larvas allí pululando como en una mesquita; y más luego, además por otro lado, Adán y Eva, románticos de frac de hojas de parra, pareja rebelde con descendencia hasta la fecha de no caer en la cuenta de la legislación para respetarse, aparecidos por simple interpolación haciéndose presentes y comenzando a caminar los más panchos, al transmitir de una cultura programada por el propio Jehová. Seguramente separados por diferentes épocas, finalmente dos fuentes de vida paralelas luego mezclándose paulatinamente, dando como resultado final esto que tenemos ahora, quedando así conformado el mundo, de bestias salvajes, comenzado de posta e imploción ininterrupida, en la imploción de la partícula previamente marinada de historia terrestre evolutiva, como humanos dados, muy primitivos, desde el minuto cero compañeros de los dinosaurios quizás, en nuestro caso desde algún tipo de chinpancé específico de aquellos veranos depositando flujo polenta con los hombres del cromaneón allí dentro de la larva; potenciado caldo de cultivo primero por la grandilocuencia que depara la acción física propia de volar por las ramas, estado grandilocuente de esos angelitos titíes bajo el tormento de la rezaca del laburar por algo preciso, como para sanar sus higados de alcohol cirrosisados por las frutas calcinadas por el sol impiadoso, que luego se hace karma concentrado, colado en la muestra como el polizonte Jonás, allí dentro de la gigante larva el flujos escencial del animal con prisma para crear otra especie; diferente de un juego sutil de ir cambiando de a poco la fisonomía, todo luego de un arduo transigir con la naturaleza en un sin fin de trastoques, logrando hacer venir a los distintas especies de un nacimiento normal pero con un cambio varias veces cualitativo; pues entonces no me taches la doble y póngame las tres teorías, diría la Mabel glotona de no desperdiciar tormento. Pero en cualquier caso, con el agregado de una invación plusultra de un conjunto de ángeles sin alas venidos de las propias entrañas del cielo, para ser hombres de atestiguar la existencia de dios el perecedero. O como el ahora despertado y nauseabundo Igancio flaco, diciendo cual eminencia humilde con tono de gilgero, el como se formó el planeta, que pagaría por verlo hilvanar el momento, apretando sus rollos medios caídos de la panza, haciendo la mímica de poner la buzarda al costado del ser, y mostrando y diciendo, asi se formó la luna señores, por gracia de una nube molecular con la epidermis del planeta desprendida como revoque por exceso de agua; la luna fue hecha de lo que sobrara de la epidermis del planeta tierra, hecha la bola lunar de un pelotón de poros y cráteres, en un principio destinados para nosotros en facilitar la llamarada de una estrella ardiendo en calentura, pero que finalmente terminara siendo el tan mentado satélite, allí mirando con cara de boba, y sin mejor lumbre que un reflejo, que si quisiera prender un pucho, debería mangar un encendedor de apuro; aunque igual esperanzada luna plagada de románticas metáforas al sucediendo; y esos cráteres allí enclavados como pozos al cohete, que bien hubieran oficiado de hornallas en nuestra tierra como lo hacen en las otras estrellas conocidas ardiendo en fuego; pero el asunto aquel de haber tanta agua en el proceso fue forzando aquella nube molecular ¡Vaya aparatito de destacar! ( ¿Acaso sean estas maquinitas de hacer astros el propio jehová?) Como sea máquina de hacer chorizos de funcionamiento básico, envadurnada de océanos, alterada por el componente distinto desfazado del fieltro y relleno, obligada la loca de hacer soltar la epidermis del planeta nuestro por consecuencia del haber brutal y sorpresivo de tanto líquido, imprevisto suceso de demostrar de dios estar a su servicio, cruento componente como para la loca nube poder asimilar en procesar correctamente; y entonces como revoque rebelde, esa bendita cobertura se desprendió guacha, como montón de cáscara de naranja abandonada al borde del plato del mate, con todos esos cráteres destinados para la hipotética estrella tierra de arder en fuego, desprendimiento del propio epitelio nuestro, pero como palancas de mariguana soltadas de apuro ante el ocaso de la ley; quedando allí órbitando en la obligada forma redonda, como cuerpo real transformado en el mítico satélite femenino aquí llamado tucumana luna; aunque pero con todo los contratiempos, no ha de ser que dios contruyó un palacio con las herramientas de un zapatero, sino que mandó del arsenal de sus distintas nubes maravillosas una de sus espléndidas herramientas moleculares a trabajar sobre una escepción preferida; cual dice Dalmacio, aunque en las adyacencia de la vía láctea vayan entrando átomos en tropel acaso seamos nosotros mismos el centro de todo el coloso celestial haciendo de los terrícolas algo totalmente único del gigante universo. Hornallas necesarias los cráteres por donde hubiera tenido que salir el fuego en nuestra madre tierra, ardiendo al compás del quemar su combustible poderoso, que lamentablemente hoy gastamos con fines bélicos, que no obstante porque la nube molecular hizo cumplir la tarea de hacer esferas, formó la luna cual satélite irremediable de un desprendimiento; más quedando nosotros junto con el sol siendo hoy dos estrella bien bonitas, peculiar la nuestra, pero estrella esposadas al fin. Las cosas son como son y no como lo queremos nosotros, pero finalmente, amén de la fe, todo las aristas pasan por la virtud de adivinar la verdad tan compleja, quedando solo por saber si en efecto somos una estrella boba o una fabulosa creación personalizada; y estoy seguro que en algún momento ustedes lo dirán; con a la vez de aprender de oído las lecciones del astro nuestro ardiendo de manera tan especial aunque delegando en Febo la autonomía de ser libre e independiente de nosotros. Más desde aquí, el Joe enfurecido replicando como la Momia de titanes en el ring: Esa idea se me ocurrió a mi; esas ideas son mías. Pero lo mejor será alquilar balcones en la ladera del bosque para ver premiado al gordo bajo la luz de los spots, con presentarse la marea alunisono, como broche de final de fiesta inolvidable del merecido reconocimiento a tanto sacrificio en pos de una moraleja ¿Lorazo? Sabido es que la sana competencia hace crecer al entorno y las cosas, pero nosotros con las tantas teorías robadas y en pugna estamos aplanando al mundo, que si le esparcieramos queso por arriba perfectamente estaríamos hablando de una grande muzzarela; sabemos perfectamente que hacer el bien requiere de un esfuerzo importante sin ornamento de lo hipotético, pero sentimos que primero estamos nosotros deseando auyentar al confiado que esté al servicio de lo correcto; aunque yo al revés de los mandamientos hago reverencia al tártaro, y hasta hoy día, con benevolencia, cortesía de la casa, en función de querer saber donde esta el canuto antes de robar los torturo, sin mecerme por las lágrimas en la compasión que me denigraría, cual si en vez de ser una odisea fuera una cátedra de buenos modales; aunque no crea que me acostumbro bien a ser el garrote vil del distrito, sino que muchas veces directamente ignoro al Barba desafiando al cielo con mis mentiras, a quien en vez de temer prefiero retrucar en quitarle el cetro con las ínfulas de los pretenderes en hacer concomitancia con el infierno, pues aquí, en mi pecho, donde el diablo dá consejos de coerción, hay vida, vida perversa, y siempre desafío a dios a que obedezca que yo sé manejar, lo arreo igual que a mis subalternos cuando manejo los destinos de la banda. En las diferentes culturas cada uno va creando su propio camino pero finalmente el poder de las armas es lo que determina el estilo de la costumbre; y yo tengo la mía pistola, por eso al verme tan atozigado en la existencia por el hambre y el desamparo, disparo cual si en vez de plomo fueran bandas elásticas; es contradictorio pero hoy día debo esforzarme para hacer el bien y dejar de ser un gato encausando mi moral a un desobadero de virtuosidad, a la vez de no desatender el negocio en negro con toda la comparsa esperando coherencia maquiavélica. Y aunque una vez a mi también dios me hablara, prefiero no alardear de ello pues sigo siendo un nada con forma de algo parecido a una bolsa cargada de poxirán; se dirigió a mi en solo hablarme unas pocas palabras para reprenderme mucho de una acción intoxicante hacia los siete cielos; pero de donde aprendí el porque en efecto somos como una estrella ardiendo de manera tan especial, y distinta al fuego común que haría de esto un infierno, aunque delegando la autonomía a los destinos del sol, que sino no ardiera como lo hace estaríamos fritos en el sentido de sucumbir; o sea tengo el lujo de a mi me haberme arengado el todopoderoso en persona, que ando dispuesto a nuevos encuentros arrepentido de no darle bola en aquel momento en que estaba tan ocupado. Con todo, en el tomar y en el disponer, son tantos los conocimientos de ustedes dos, transmitidos con sus solas presencias en una cultura de hecho, que no sé con cual prócer quedarme, elegir como preferido, y de quedar memorizando con la devoción correlativa de las distintas verdades haciendo las delicias del planeta; que si son suyos, de la intrépida Mabel recolectando migajas, o en efecto del grande titán batidor de récores, se desconoce, ya nadie lo sabe; entonces pues los considero a ambos verdaderos desafiantes de esconder en el silencio prudente lo fabuloso latente, que luego harán torcer la liturgia para bien, siempre transmitiendo conocimiento solvente, exeptuados de guardar en el buche del sobervio esas verdades extraídas con premura del genio y de la experiencia grabada, y por diferentes vías, fuera del saco del egoísmo, entrando de lleno a la sociedad como algo acabado apartado de incinuaciones, más nunca como limosna, sino más bien, como bastón del necesitado; nubes de luz soltando el fuego del saber para afuera del jarrón del gorgojeo convertido en la pasantía del ignorante; a mi entender los únicos exponentes actuales, palo a palo enfrentados en pugna por dar conocer el saber de lo metafísico de punta, que luego nosotros tomamos como las monedas de la fuente, de esas visiones proféticas haciendo converción urgente para el lado de las enseñanzas, lo contrario de la cavidad del gótico paladar como frontón policromado de jugosas murmuraciones entristecidas de mundaneidad, encerredas en la garganta en ida y vuelta de guiso que se rumea como el pasto, pero con el sentimiento sofocado por falta de viento; en concreto barcazas de lo genuino de dios por sobre Jesús de Nazareth en los tiempos modernos de Chaplín y de los incendios forestales; en fin, carga y descarga, morir y nacer de nuevo para seguir viviendo; aunque los empresarios y los obreros estén en concomitancia de aumentar el precio de los productos para trabajar de menos, y así ganar lo mismo sin tanto gasto del cuerpo físico y de las maquinarias industriales, hasta el día de hoy cuesta aceptar el monoteísmo con la inclusión de todas las deidades en una sola entidad, sola, tal vez dispersa en las diferentes regiones pero una sola, dios; aunque, Lorazo, con ahora circulando de boca en boca sus enseñanzas entre la comarca del Luján ignorante, no nos preocupemos demasiado con quien dijo que cosa, pues con mucho arraigo de su información prestada, las teorías suyas han ido saliendo como papas fritas al desplazar de sus cabezas huecas del aire viciado de chusma, y en realidad se las han apoderado los otros amigos llendo en camino al inconciente colectivo donde al fin cuando estemos todos muertos si se sabrá la fuente primera de todo, y en aquellos aciertos conceptuales, dios o el espíritu santo del planeta, reaccionarán favorablemente con codazos de felicitación para el elegido que el eterno pueblo luego sabrá reconocer con sendas tumbas post morten; donde la conclusión está en saber que no se puede fiar talento, que ese talento vendrá de nuevo con la implosión de seres trasnochados como llegados de otros confines del universo. Pero seamos sinceros, que a propósito de la evolución religiosa, abarcando desde los grandes milagros del pasado donde los mares se abrían de piernas, a estas insinuaciones hoscas y raquíticas de los tiempos actuales, para nada imperceptibles pero si en idioma balbuceante con pizcas de conceder más bien histeria sobrenatural que milagros; época tristona ésta, marginada de profetas y mesías, de una mediana lectura metafísica comparado con las otras, aquellas expresiones del cielo manifestadas con contundencia deportiva, Ignacio, benigno señor cuando se encuentra de dieta, va pudiendo torcer la balanza en equiparar un poco la tal diferencia; e inquieto de reflexionar sobre el basto universo de a poco va pudiendo desafiar al apabullador absolutismo, adjudicador de todo lo manifiesto solo al dios único, sin tanto intermediario colado en la fila; y arrojar imágenes nuevas contemporizadoras para bien, como esa de ser el universo cual un huevo, donde la clara y la yema también son de destacar y de incluir en los rezos, con también la cáscara, sin por ello menospreciar al todopoderoso absoluto por allí entre la nada meditando. Ya antes del atragantonazo el gordo cual un indio decía: Si bien todo pertenece a dios, todo es de él pero igual el planeta tiene sus propios elementos al que él banca y delega responzavilidades, existiendo cierta independencia en los seres que lo eximen de culpas; el diablo no es algo proveniente de dios sino de los espíritus denigrantes, integrales entelequia de la maldad, de quienes por desgracia nosotros también formamos parte, buenos y malos juntos suspendidos en el espacio pero orbitando obedientemente en derredor del sol; que cual las nubes, consustanciado el astro con los conceptos de los humanos, juntos vamos formando parte de su propia totalidad, de donde suponer, como en la antiguedad, la existecia de otros dioses parteneres, como factores apéndice de muchas rarezas, no resulta tan desacertado; finalmente el error vendría a ser solo un problema semántico; y entonces aquellos habitantes que vayan a dar con una verdad acertando algún enigma oculto, al momento desconocido para el planeta tierra, obtendrá como recompensa una respuesta del propio astro quizás fácilmente confundible con una sutil acción directa del más allá del todopoderoso; conclusión ¿Es dios el que oficia los milagros de entre casa o simplemente agentes subalternos del planeta en la acción de expresarse cual regentes individuales? Y esto no sería todo pues al cuestionamiento primero le agrega, el a lo mejor estas imagenes del edén materializándose de donde provenimos sean espejismos propios del planeta en colotetazo de la llamarada nuestra tan especial, trastocados de necesidad inmediata al obtener habitantes como para ser una óptima estrella excéntrica; pues la otra fuente de vida evolutiva, pertenece al núcleo de donde sale el fuego en contacto con el combustible y entonces bestias y felinos son de esa parte de la hoguera mientras los humanos inteligentes somos la punta de la llamarada, en un prolijo acabado con Adán y Eva puesto por gracia de una virtud extra del sistema viviente del planeta, siempre al servicio de mejorar lo existente, quizás como soporte y rueda de auxilio de una cultura superior; donde finalmente seres provenidos del recorrido de la llamas se fueron mezclando, por el poder del instinto sexual, los que ya estaban en trance de evolucionar, imposibilitados de distinguir tamaña sutileza del origen, y los oriundo de la dimención ideal de la punta del fuego aceptanto la nueva realidad vigente ¿Dios antes de los científicos, sabía, conocía, el cuantos kilómetros por segundo viaja la velocidad de la luz, y las tantas otras cosas por el estilo que hoy sabemos? Calculo que no, pero eso demuestra que bien somo unos parlantes de sus inquietudes quizás. Siempre atónito como mirando colapsado una bibilioteca quedo al paisaje de una heladera abierta y repleta de fresca mercadería al alcance del demandate ser desnutrido; sed y apetito, nada más grandioso a una heladera iluminada de hortalizas y dulce de leche; y escuchar a los sentidos debatirse en procesión de preferencias; pero llevo en mi pellejo la aridez de un camello pisando un cactus seco; entonces una gaseosa prefiero al yogur bebible, anque el alcohol de una fría cerveza estaría perfecto para seguir batallando; ahora con esto de haberme hablado dios estoy más arraigado con los conceptos de creer en algo superior de mi; pero licuado de banana y leche es lo que se presenta al panorama de los deseos en los albores de la competencia, con aquí al costado una licuadora afianzando los pensamientos esotéricos de beber y alimentar la panza. Por eso por favor le pido déjeme pues tengo la prisa del deber en regresar al puerto del amor con la carabela pirata, en mejor atender al laburo con la sargento primera renovada en su noche de miel número cuarenta millones, y arrojar un ancla, en el paraíso ese, de barril de lata reyena con cemento, hacia el deber de apuro en ausentarme tanto, en los tantos minutos de pedrestre murmurar. Más no existiendo guinche para la descarga de levantar la sonrisa con las ganas del poder arrumbado soy ahora con buen motivo apenas un triste antílope apagado, abatido bicho revolviendo al curioso destino en busca de una estratagema de regresar como escapando del deber obligado. Y como le venía diciendo, cuando comenzé con mis primeras maldades, acción física tamizada del ánimo enfurecido, solicitando a los perjudicados colaboración de desprenderse de todo, dios me habló estando yo de gira en un raíd de voltear cuanto a mi paso se encontraba, señuelo de ir quemando neumáticos en la carretera para parecer piqueteros de renombre desinflados de rencor, y así hacer detener los autos para atacarlos cual si fueran diligencias del lejano oeste; y me reprendió mucho diosito desde el pobre firmamento expirando manchado de carbónico espanto, sucio cielo de marroquinería entre el humo negro que ascendía al tiempo de explotar los parabrisas; y fíjese, no tanto por la iniquidad de torturar al buen transunte sino de manchar al cielo de mugre destructiva. Y aquel humo negro al ritmo de subir parecía detonar su ira volcada en voz de ultratumba, en pedido acongojado, severo y desesperante; y entonces lo escuché rogar por pedido del ozono no ser más agujereado y mantenerse íntegro como a los albores de la nube molecular en la acción de crearlo, recalcando con voz de pordiosero habernos dado un sol enorme para que vivamos hasta empacharos de existencia, con adosado el reproche en como nos mofamos de todo eso y destruímos su creación: He creado un mundo donde todo florece en espigas de acción permanente, y los hago nacer y reproducirse con placer y antojo cuantas veces lo pretendan, con una muerte donde el cielo los espera con los brazos abiertos para luego regresar con mejores armas para enfrentar lo sucesivo correspondiente; decía el señor muy ofendido; che ¿O tal vez fuera el espíritu del planeta utilizando el idioma de los hombres? Y todo perece y se renueva pero ustedes nada, como el exhalar luego de la inspiración se van acostumbrando a destruírlo todo ¡Malditos hombres malditos! Gritaba acongojado. Humanos destrozadores de mi creación y a cuanto a vuestro paso se regenera, por el solo heho de expandir sus antojos y su avaricia altisonante ¡Pues entonces los castigaré a todos pero a ti primero, joven viejo mal entretenido con la destrucción de mi obra, basta ya de tu ollín inmundo en función de la guerra personal, bastante tenemos con los incendios foreatales donde mueren millones de mis animalitos queridos producto del recalentamiento global, donde perece sufriente y sin sentido mi fauna tan apreciada! No obstante el tirón de oreja, que me quedaron los ovulos como los del gordo después del arrastrar los yunques, lo prefiero a él antes de estar comiendo ideas de espíritus y encima tener que respetarlos por maestros ciruela. Aquel día mientras yo asaltaba el comboy dios no paraba de refunfuñarme que hasta los turistas se veían sorprendidos de esa voz de ultratumba: Más ahora sabrás de mi fastidio y verás como me enojo tanto; decia con voz de gordo de mil toneladas: Que te haré sentir lo mismo que siento en desesperación y llanto, aturdido el cimiente de la congoja en mi caracter ante el haras de lo destructivo de vuestra parte, siempre teniendo que ver como personas como tú destruyen al querido planeta que tanto me costara crear y hacer vibrar de manera sigular. Y si dios es la suma de lo que dependemos, te cuento a mi haberme entrado por un oído y salido por el otro, las súplicas de este egocéntrico personaje bipolar de arriarme hacia terreno de portarme correctamente; en cuanto a mi condición social yo estaba perdido, en el sentido de pender de un hilo, un tanto menos de lo que lo estoy ahora, pero en cambio aun con pañuelo en la quijada, sucio y sediento, hambriento y lastimado y además harapiento, aparte de refugiarme en la zotana de cura tratando de portarme cual un profeta; que al final hablaba solo el empleado público, y yo seguiendo con lo mío sin prestar atención a la sentencia de su parte por mi accionar contaminante. Ah, pero lo que ayuda mucho a mi regeneración total del abatido delicuente es ésta idea de pronuciar palabra en el día del reconocimiento que no hago otra cosa que practicar estar hablando ante una multitud en el balcón de la rosada; aunque no creo que me inviten igual me voy a meter al estrado pues no paro de pensar el discurso específico y que iré a decir cuando suba.
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