Amigo, te busco en medio de esta soledad tan cercana que aprieta, arrancándome el alma dejándola maltrecha y quieta, pretendo confesarte que hay un arma infame desconocido del arte al cual llamamos amor, el creador de la poesía que llena de grano en grano lo que se esconde tras una vida vacía, presionándonos a buscar con quien compartir aquello que estamos dispuestos a vivir por un montón de recuerdos rotos, quiero contarte que encontré a una mujer, quien me salve de este mundo lúgubre a quien querer cuidarle el alma, preguntarle sus sueños y sus fobias más grandes para atacar juntos uno a uno los puntos que la libren por sorpresa y llenarla de terneza más cuidarla siempre con fiel firmeza cada uno de los días en que camine por las vías de la vida, amigo también he de confesarte que todo esto que siento por ella es sinónimo del arte no cabe duda, he de confesarte también que por más que le pida al creador de la existencia ella no es el destino de mi vida, por más que desee que hubiera sido ella no lo será, porque lo que siento yo, no es compatible para los dos, y entonces quisiera preguntarle a ella porque volvió si sabía que aun en agonía le escribía poesía mal hecha para subsistir en esta vida maltrecha, no hay razón del ¿Por qué?, no hay lugar del ¿Dónde? y no existe explicación del ¿Cómo? Solo tengo mis escritos como única prueba de que ella existió de verdad y paso por aquí, dejando un hueco que llenar en mi existir y un montón de lágrimas que empezar a secar porque finalmente no nos pudimos amar, solo me queda por decirle que todos caemos en algún momento necesitando ser salvados, yo la elegí a ella y tal vez ese fue mi error o mi pecado, más nada termina, el fin de vivir es amar sin morir en vida. |