Gracias sobrino por visitarme, poco a poco me voy acostumbrado a vivir en este asilo católico. Doy gracias a que hemos sido religiosos de abolengo por lo que me aceptaron. Pero, ¿sabes qué? Todo el tiempo se les va en rezar lo que no deja de ser aburrido. Mi querida hermana, tu mamá, quería llevarme a vivir con ustedes, pero mi cuñado se opuso y prefirió pagar mi mensualidad en este lugar (la Santa Madre Iglesia no da paso sin huarache).
Te debes alegrar de no haber sacado el atractivo de la familia de tu mamá. Muchos, que hemos sido guapos, sufrimos mucho. Yo, de niño, era el más bonito de la escuela y de joven el más guapo. Las niñas y después las jóvenes no me dejaban en paz. Yo, al fin frágil y fácil, tenía para todas y de estudiar o trabajar nada. Creía merecer todo. He dejado muchos hijos regados, eso sí, cada uno con su respectiva mamá. Curioso, todas ellas al saber de mí, me mentaban la madre.
Ya de viejo, aunque aún de buen ver, quise solucionar mi problema de vida, pero dos personas no me dejaron, te platicaré que pasó.
Doña Flor, solterona que en sus mocedades era bonita pero creída, buscaba el príncipe azul y desechaba a sus pretendientes hasta que se quedó sola. Como es hija única, su difunto padre, le dejó negocios y mucho dinero. Por eso pensé: “de aquí soy”. Empecé a cortejarla con entusiasmo.
A don Sebas, acaudalado abarrotero solterón y como buen español muy trabajador, astuto para los negocios y las tranzas, por un mísero estipendio le ayudaba a llevar su doble contabilidad. Mi tragedia fue por “hocicón”. Le presumía, al hijo de la madre patria, que iba a salir de la miseria al conquistar a doña Flor. El viejo taimado me alentaba a que le platicara. ¡Cómo fui pendejo!
Llegó la fecha en que le solicité matrimonio a la dama. Para mi sorpresa, no me mentó la madre, pues la pobrecita ya estaba en el cielo, pero, a mí me dijo de todo: gorrón, inútil y hasta de lo que me iba a morir, por último, me mandó al rancho de AMLO. Me puso de patitas en la calle.
EL SIGLO DE TORREÓN. 1C Vida y Sociedad. NOSOTROS.
El día 4 del presente mes, doña Florinda P. y don Sebastián L., pilares de nuestra mejor sociedad, unirán sus soledades en sagrado matrimonio en la Catedral, oficiará el Señor Obispo. Pasarán su luna de miel en…”
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