Vaya, martes… Lo más seguro es que hoy sea incapaz de escribir nada. Está todo demasiado quieto a mi alrededor; hasta la habitación me parece oblonga y opaca; sin relieves, sin brillo y sin esquinas donde dejar reposar mis ojos y mi imaginación.
Claro, así, la imaginación no sale, se queda oculta donde está, sea donde sea; porque a ella lo que le gusta es estar tranquila, posarse en alguna esquina no demasiado iluminada de algún objeto extraño y dejarse llevar… Pero hoy aquí, todo es conocido, redondo, no hay bordes o rincones; ni huecos ni tangentes ni vértices por donde ella se pueda deslizar o donde pueda dejarse caer.
Hay quien habla de musas, yo no creo en las ellas; las musas son un invento de quienes no tienen imaginación, o de quienes la han extraviado… o que quizás se han enfadado con ella.
Yo si tengo, o la tenía… debe andar por ahí, seguramente tomando alguna copa después de cenar y oyendo a Diego El Cigala… relajada y distante, esperando a que pasen estas horas para meterse en la cama.
Mi imaginación duerme conmigo eso si… se toma ciertas libertades, a veces demasiadas desde mi punto de vista; pero hasta ahí podríamos llegar, no me gustaría encontrar a mi imaginación en la cama de otro.
Debe ser por eso que sueño tanto, porque sé que tengo sueños aunque luego no los recuerde; he llegado a pensar… y seguramente es cierto, que mis sueños no son míos, sino de mi imaginación. De alguna manera, al dormir cabeza con cabeza, por simpatía o capilaridad los compartimos, o mejor dicho, ella los comparte conmigo.
Si pudiera recordar mis sueños… pero debe ser porque son suyos, el caso es que cuando abre los ojos y se va, se desvanecen; me dejan un espacio vacío enorme y las manos frías, por eso se que han estado y que han sido; me dejan un cansancio doloroso, las ganas abiertas…ella se hace la tonta y me llena la casa de olor a café y a olvido, pero yo se que han existido, ella y sus sueños.
En fin, ya les dije, hoy no sería capaz de escribir nada y creo que ella está deseando irse a la cama; otra vez será…
|