Chicos: cuántos Cro-Magnon piensan bancarse hasta reaccionar?
Corría el año 2004, cuando en un boliche de la Ciudad de Buenos Aires se anuncia el recital del popular grupo de rock Callejeros en un boliche denominado República de Cromagnon.
Ya de por sí era una mala idea, Callejeros arrastraba multitudes, era un grupo para tocar en estadios abiertos no en un boliche pero bueno, en un país donde las malas ideas son algo así como parte de la cultura misma, parecía solo una más de otras tantas insensateces.
Vale decir, nadie se esperaba una tragedia, pero la misma ocurrió.
Un fan de pocas luces arrojó una bengala, que prendió fuego en una mediasombra y las protecciones contra incendios (si realmente las había), fallaron miserablemente.
En ese caos, muchos quisieron usar las salidas de emergencia, pero las encontraron bloqueadas, porque claramente a los organizadores del recital les interesaba más que no entre gente sin pagar, que la seguridad de los que habían entrado.
El saldo es conocido: centenares de muertos, en una de las tragedias más grandes que sufrió la CABA y que ocasionó la caída del Jefe Comunal.
Fue la primera vez que se advirtió con prístina claridad, el cristal a través del cual los dueños del Boliche veían a su clientela. Eran números, mercancías, cosas de las que vivían (y muy bien) pero no personas, seres cuyas vidas eran tan o más valiosas que las suyas propias.
No los veían como seres humanos en ese entonces, sino como un producto para ser explotado.
Y tampoco los ven así ahora.
Por supuesto los ejemplos siguen. Ya por el año 2016 se hizo una Fiesta Electrónica en Costa Salguero, que fue una especie de zona liberada para cualquier traficante de pastillas alucinógenas, y terminó también con cinco jóvenes muertos y otros tantos que se salvaron de casualidad, porque el efecto de los alucinógenos se potenciaba con el calor y como la desmedida codicia de los organizadores los había llevado a cortar el agua (ya que vendían agua embotellada) para algunas personas esa sala fue una trampa mortal.
Convendrán conmigo en que tener el mal juicio de llevar a la boca cualquier porquería que te pasan, no implica que debas perder la vida por ello, es especial si había una estructura organizativa a la que le interesaba lo que te pase.
No fue así y la gente murió.
Hoy todavía estamos conmocionados porque una patota de asesinos rugbiers agredió de forma artera y mortal a un joven. Lo mataron a golpes, por decirlo en pocas palabras. Y todo se originó en un altercado debido a un roce del momento que a su vez fue producto de que el boliche estaba colmado más allá de su capacidad, la gente apiñada como hormigas (no es resulta familiar el panorama, como si hubiésemos hablado de ello ya?) y la gente de seguridad (los patovicas) más preocupada por su pequeño nicho que en lo que pudiese pasar más allá de él, que finalmente ocurrió.
También en estos días se conoció la noticia de que un patovica desalojó de un boliche a una chica aferrándola del cuello.
Todo ello se pude resumir en muy pocas pàlabras: el absoluto desprecio por la suerte del semejante.
No les interesa. Son números o mercancías pero no seres humanos. No les preocupa si disfrutan o no de aquello por lo que pagaron. No les preocupa herirlos física o psicológicamente. No les preocupa humillarlos.
No les importa si viven o mueren, siempre hay más disponibles.
Eso queda más que claro, pero si hiciese falta alguna prueba, la dio el boliche de Vila Gesel donde se originó el altercado, abriendo sus puertas el día después del que murió Fernando, cuando todavía lo velaban.
¿Hace falta una prueba más contundente? ¿O una forma más directa de decir “me importa una recontramierda lo que le pasó”?
O sea chicos, chicas, el dinero de Uds enriquece a individuos que los desprecian y ni siquiera se toman la molestia de disimularlo. ¿Les parece una actitud inteligente?
Otra pregunta, ¿realmente estos lugares son el núcleo central de sus vidas? ¿Son insustituíbles? ¿No conciben la realidad sin ellos?
Supongamos que por un mágico designio desapareciesen los boliches de la faz de la tierra, ¿qué harían? ¿Se quedarían lamentándose mientras la realidad los atraviesa o bien advertirían que frecuentar un sitio no los define como personas y que tampoco es esencial en sus vidas?
¿Qué Ustedes están mucho más allá de cuatro paredes de mierda, un juego de luces de remierda y unos tragos de recontramierda?
Y tal vez tomarían conciencia de que Ustedes son mucho más que hormigas apretujadas por la codicia desmedida de quienes los ven exclusivamente como medios para ganar mucho dinero.
Que son seres humanos y personas y cada uno de Ustedes es una combinación de partícula material y alma, absolutamente exclusiva e irreemplazable, una maravilla única en el Universo.
No se dejen cosificar, chicos, no se lo merecen.
Para hacerlas corta: les propongo un boicot. Les propongo que esos codiciosos que los ven como su forma de ganar mucho dinero ignorándolos a nivel humano, sepan lo que es no tenerlos. Que sepan lo que es abrir las puertas y que no entre nadie. Que paguen por tanto desprecio. Que se fundan. Que no quede ni uno solo, ni siquiera en el último pueblo pedorro de la República, porque son todos atravesados por la misma cadena de desvalores y el que diga que no lo está miente.
Que nadie vaya aunque las entradas se rabajen a centavos. Que no quede ni uno. Que desaparezcan.
Que no será para siempre, porque tarde o temprano, habrá alguien que asumirá la iniciativa, es innato en el ser humano. Y habrá boliches de nuevo, con una gran y sustancial diferencia: serán Uds los que les impongan los valores. ¿O caso no les gustaría ir a un lugar confortable, donde se desplacen con comodidad sin chocar con nadie, porque el dueño sabe que si excede su capacidad perderá su clientela? ¿Donde en lugar de mirarte como a un delincuente en la entrada te digan, ¿Hola como estas? ¡ Bienvenido, adelante! Y cuando estás adentro todo el personal esté pendiente de que se sientas cómodo (a) y disfrutando de aquello por lo que pagaste. Y si te sientes mal sabes que con toda confianza te puedes acercar al personal del local para recibir asistencia y ayuda, tal como debería pasar en un sitio donde se interactúa con seres humanos. No les gustaría acaso?
Si es así, luchen por ello chicos, van a tener que ganárselo.
POSTDATA
Hola chicos/as. Gracias por leer y comentar. Unas pocas aclaraciones al respecto: supongamos que uni de Uds da una fiesta en su casa y que durante la misma surge un altercado y saben que es posible de que la sigan afuera. Supongamos también que casi no conocen a los que participaron porque muchos de los invitados fueron con parientes y amigos. La pregunta es: ¿se quedan cruzados de brazos a sabiendas de que afuera piensan seguirla o buscan la forma de mantener separados a los dos grupos en conflicto cuidando de que cada uno se vaya a su casa en tiempos distintos y por caminos separados? Me atrevo a decir que casi todos optarían por la segunda opción. Ahora bien, ¿por qué deberíamos exigir menos de lo encargados de los boliches? ¿Me preguntan si deben ponerles niñeras? ¡ Obvio que sí, todas las que hagan falta! Si trabajás con personas y más aún con aquellas que están en la flor de la vida, te corresponde a nivel humano hacerlo y protegerlos de los idiotas con bengala, los traficantes y los psicópatas. Y asegurarte de que estén perfectamente cuando están en tu local, salgan de él y de ser posible hasta el momento en que asientan las posaderas en la cama. Hace poco vi una película en la que el hijo le recrimina a su madre de que no lo dejó intervenir en una situación de violencia doméstica de la que fueron testigos y la madre le dice que ella hizo lo mejor para evitar más violencia. Entonces el chico le responde: “La violencia no es lo peor que le puede ocurrir al mundo” “¿Y que podría ser peor?” le reponde su madre, a lo que el chico contesta: “Lo peor es la apatía.”
¿Qué frase, no? LO PEOR QUE LE PUEDE OCURRIR AL MUNDO ES LA APATÍA……..para pensarlo.....
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