EL TOQUE DE QUEDA
En días anteriores al 21 de noviembre de 2019, las organizaciones sindicales como la CUT, FECODE, la ADE, organizaciones estudiantiles universitarias, empleados, campesinos, asociaciones indígenas, afros, etc., convocaron a un paro nacional de 24 horas, en rechazo a las medidas tomadas por el gobierno, en contra del pueblo colombiano, el cual llamaron como “el paquetazo de Duque”, que consistía entre otras cosas, la reforma pensional, donde se decía que la cotización para pensión iba a ser por horas, que los recién egresados de las universidades, se les iba a pagar el 75% del actual salario, entre los 18 y veinticinco años, que se iba a acabar Colpensiones, que el régimen iba a ser como el de los fondos privados, que si alguien se pensionaba debía ser con lo que había ahorrado, que respeten los acuerdos hechos con los estudiantes de no acabar con la educación pública y que no se tocaran los recursos apropiados, para pagar demandas del estado etc.,.
Llego el día, y marcharon en diferentes ciudades del país; en Bogotá, fue la mayor concentración, hubo marchas desde Soacha, por la ochenta, desde la UN hacía el aeropuerto, de Usme hacia el relleno de doña Juana; desde la javeriana, el parque nacional y otros sitios marcharon; estudiantes, profesores, empleados, obreros, jóvenes, adultos, del LGBTI y demás comunidades, hacia la plaza de Bolívar.
Alrededor del mediodía, se congestiono el lugar, no cabía nadie más, la carrera séptima hasta la calle 19, era un río de gente, ni la lluvia los disperso, su objetivo era protestar pacíficamente.
Terminada la tarde, surgieron los barbaros, los encapuchados, rompieron las mallas que protegían las fachadas, pintaron los muros, vandalizaron la estatua de Simón Bolívar, se entraron al palacio de Liévano, sede de la alcaldía, incendiaron y rompieron cuanto estaba en su cruce, intentaron meterse al Congreso, al palacio de Justicia, dañaron la fachada de la catedral y entonces, debió actuar el ESMAD, se volvió la batalla final, hubo que desalojar a los manifestantes.
En otras partes, mientras tanto, habían acabado con las estaciones de Transmilenio, con las terminales, con los botes recolectores de basuras, con algunos semáforos; algunos buses del SIPT, fueron vandalizados y utilizados para romper las puertas de grandes almacenes y saquearlos, las bicicletas de los usuarios en portal Suba se las robaron, quemaron llantas y tiraron piedras.
Parecía que la situación estaba controlada; en la ciudad de Cali, por los desórdenes, el alcalde decreto toque de queda, porque los vándalos se estaban entrando a los conjuntos residenciales y a los almacenes de plataforma, saqueándolos. En Santander de Quilichao, disidencias de las FARC, con un cilindro bomba, acabaron con la sede de la policía, con varios uniformados y civiles muertos.
Al otro día, se pensaba, que los manifestantes estaban cansados, trasnochados, pero no. La sorpresa fue grande, cuando, los noticieros daban cuenta de nuevas manifestaciones en el país, y aquí, en la capital de la república, siguieron las marchas; en las redes sociales, convocaban a las calles, pasaban videos de supuestas violaciones a los derechos humanos y los líderes políticos con sus comentarios, incitaban aún más, a seguir la protesta.
Fue así, que, terminada la tarde, el alcalde Peñalosa decreto ley seca y toque de queda en las localidades de Kennedy, Bosa y Ciudad Bolívar. Pero algunas horas después, el presidente de la República Iván Duque, anuncio toque de queda en toda la ciudad de Bogotá, a partir de las nueve de la noche, hasta las seis de la mañana.
Empezó la zozobra, de inseguridad, en las redes sociales, se comentaba, que los vándalos se iban a entrar a los conjuntos residenciales, que iba a ver saqueos en los centros comerciales, que todos debían estar preparados, porque había una agrupación de alto nivel, organizando el desorden y la anarquía en la ciudad, se decía que eran venezolanos, que eran cubanos organizados.
Y en la noche, el pánico, se tomó a los bogotanos, al norte de la ciudad, los residentes fueron víctima de las redes sociales, especialmente del WhatsApp; se creó un grupo de vecinos, es decir, de residentes del conjunto.
Cerca de la siete de la noche, en el grupo se comentaba, que en el conjunto cerca se habían entrados los vándalos, que habían saqueado la clínica de la colina, que se habían entrado al supermercado Colsubsidio, que se habían entrado al conjunto Mazuren trece, que estaban muy cerca.
La reacción de los residentes fue armarse con palos, bates, escobas, esquineras, tenedores de los pinchos, extintores y cubrir las entradas al conjunto y las partes más vulnerables. Los celadores tuvieron que doblarse de turno, poner a funcionar el sistema de emergencias, se compartía por el grupo, teléfonos y direcciones de clínicas y hospitales.
Por los corredores del conjunto, se hacían grupos, donde se comentaba la situación, se trazaban estrategias de defensa, se hablaba en pro y contra del gobierno, de los venezolanos etc.
Cerca de las doce de las doce de la noche, se establecieron turnos de acompañamiento a los vigilantes y se propuso vestir camisetas blancas para mejor identificación de los residentes.
Fue una noche de tensión, en las casas, se hacían oraciones como: “ Oh Jesús! mi Dios y Señor Eres Tu quien Gobiernas el corazón de Cada Colombiano , perdónanos si te hemos ofendido, pero escúchanos Señor, Colombia TE NECESITA: Cambia la escasez por Abundancia, el odio por Amor, cambia la ofensa por perdón y la tristeza por alegría, cambia la guerra por la Paz, y el dolor por esperanza; Sé Tu Señor! nuestro Guía, ilumina nuestro camino, ilumina a todos los Colombianos para que seamos cada día mejores seres humanos. LIBERANOS Señor! En el nombre de Jesús”, se rezaba el rosario.
Y a la madrugada, se fue la luz, sonaron pitos y gritos, y la angustia fue peor, porque habían anunciado por redes, que a esa hora Bogotá quedaría a oscuras y los vándalos harían de las suyas.
A las seis de la mañana, del veintitrés de noviembre, termino el toque de queda y no pasó nada, no hubo detenidos, no hubo saqueos, no hubo violencia en los conjuntos residenciales, la noche transcurrió en paz y los bogotanos amanecieron trasnochados. Las autoridades reportaron normalidad en la ciudad.
Las discusiones siguieron, por las redes los ciudadanos jocosiaban de lo sucedido pasaban videos y hacían comentarios del toque de queda.
Los vecinos mandaban por WhatsApp mensajes jocosos como: ”Ahí vienen…ahí vienen… Quienes??? … Quien sabe, pero ahí vienen”.
“Lo positivo de noche fue identificar cuáles vecinos estaban armados para no volverles a pedir el favor que le bajen el volumen a la música. Esos pueden hasta martillar el domingo”.
“Reporte del toque de queda: -Apartamentos saqueados 0. -Vándalos apresados 0. -Vecinos trasnochados 132. -Palos de escoba 153 -Estamos bien de palos de escoba. -Estamos mal de chanclas y regular de pijamas. -Los vecinos del 301 no son hermanos, son pareja. -La del 504 tiene cuento con el vecino casado del 101. -El celador se come a la del servicio del 407. -La del 202 no salió por que está recién operada de las tetas. -El vecino del 308 llegó con dos prepagos. Y yo creyendo que el conjunto es aburridor”.
Al día siguiente, a la misa de ocho en la iglesia de Mazuren, llegaron los vecinos, bien trasnochados, asustados y con un poco de pánico a pedirle a Dios por la paz de Colombia. El cura, narro la impotencia de los conjuntos aledaños y del templo, qué parece una pecera, solo vidrio y de lo vulnerable que se sentía, hasta dijo que se había quitado la sotana para poder correr más, ante cualquier ataque de los vándalos.
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