NO BESES UNA SERPIENTE EN LA BOCA
(Cuento corto) Serie Negra.
DANIEL O. JOBBEL
Usa borceguíes desatados, pelo largo y camisa floreada también desabrochada. Hace malabares de esos, más difíciles que la propia vida, cuando el semáforo enciende el rojo y sopla fuego por la boca. ¿De aliento?, ni le cuento. Camina a lo rambito, por la dársena de Plaza Sarmiento donde paran los colectivos. La gran ciudad tiene esas cosas. Y Rosario no le escapa.
-Palos y a la bolsa-.
Tiene cara de fanfarrón y pajarraco, quizás por su nariz, todo desgarbado, y a los saltitos aletea los brazos, boqueando fuego y vuelan al aire las pelotitas del duende mago.
-Palos y a la bolsa, muñe...ca.-
Y grita cosas como esas. Parece inofensivo. Lo escucho desde el andén de la línea 132. No está solo, claro. Una de 'mechitas' lee un folleto de esos de 'efectivo ya', esas de prestamo dudoso, que reclutan gente para comerse su dinero en cuotas. Sentada en un banco, se nota que la pobre no quería enterarse de nada. Pero de nada. Anda en otra. Suma y resta, multiplica, por ciento y que ocho pautas y un jilguero se relame. "Divide y vencerás", le diría yo.
Espío de reojo los movimientos del fulano y debo rezar para que lleguen otros pasajeros. No muy lejos el hombre del kiosco observa.
La tarde cae lentamente detrás del 'Palacio de la oportunidad' con un crepúsculo rojizo al oeste; y el colectivo no llega. El de la garita de tarjetas magnéticas cada vez se esconde más. Algo sentí de pronto. No sé. Me invadió la idea de no dejarla sola y decidí arrimarme.
Vuelvo sobre mis pasos y el fulano asoma. No dice nada. Viniendo por Entre Ríos cruzan dos y ya tenemos refuerzos. Dos masculinos de traje gris portando maletines, colgados de sus manos como si fuesen ahorcados.
La 'bonita' guarda el folleto y mira fijo. Al rato un grito, el 'pajarraco' aletea el aire. Sopla fuego por su boca. Amaga con empujar gente a la dársena. Por ahí se para junto al afiche pegado a la pared: figura de 'Batistuta' con cara de Jesucristo incrédulo calzando ese timbos de marca storman. Paradojas: Jesús murió descalzo. Digo. De lado 'Araceli Gonzalez' como la Magdalena apedreada con sandalias 'cremas' de la misma marca y esas piernas impecables. Una come hombres de verdad. Tal vez el loco se encuentre parecido al rubio, imaginaría que las 'Aracelis' enloquecen los rubios como 'Bati' y como él. Anda a saber. Se retuerce como 'striper' de 'Satchmo' frente a los neones sin música, para que lo miremos a su antojo.
Fue hasta el final de la calle y se paró de bajo de un farol que nunca funciona.
-¿Hay reloj en la plaza?-
Queja para la municipalidad.
Hace la imaginaria del reloj.
-¿Porqué la muni no pone un reloj-
-No atiende, no contesta- dijo uno.
Nosotros ya le apuntamos "que estaba de la nuca" y siempre listos para el cuerpo a tierra en cuanto empiece a gritar y agredir.
Como 'Chaplin' siendo el vigilante, cruzaba la calle con las manos atrás y todos los ojos seguían para comérselos. ¿Te acordás? Al instante se daba vuelta y todos escapaban la visual y huían como ratitas por tirante. Imagino, pero es difícil adivinar que va hacer 'pajarraco'.
Delineado ya el teatro de operaciones, como marcan los gatos su espacio a 'meadas y maúllos' el loco marcó el suyo. De repente se nos vino. Era otro tipo el que se nos venía. Corrimos algunos como en San Fermín esquivando el toro. Pero se nos venía otra vez. Encaró como los bovinos esos hacia el lienzo rojo de una difusa silueta a lo lejos. Silueta del viejo Hollywood. Mujer de unos cuarenta bien dotada. Se puso unos anteojos oscuros con el ultimo brillo del sol y parece una mosca. El loco medía con la vista. El bigote bicolor, pegoteado, duró mal puesto solo unos segundos. Tiene un diente de oro hecho con papel de chocolatín. Se lo nota seguro, como si hubiera acertado a 'place' algún 'pingo' en el Independencia, o como si se hubiera dado un saque con algo. Estos pibes buscan la solución en bolsitas antes de largarse.
- Para 'Charly García' el dios Poseidón rescató a Litto Nebbia cuando fue a naufragar, devolvió la balsa a Tanguito e inventó el rock nacional.- Inventó 'pajarraco', pero no lo salvó a él. Digo.
Hubo algo que lo convirtió en galán de cine. Como en alguna obra de Ionesco, el persuasivo, tendió imagen y gloria, de algún galán, y canta retrucándose y descalificando a la de 'mechitas' sin que lo registrara a su despreciado amor. Imita, gime, cambia de personajes... ¿Para qué el disfraz de Pimpinela, entonces? A pasos cortos, los jojo, jo... se hacían interminables. Los ojos bailan detrás de los cristales en burda imitación al rey del Pop. Michael Jakcson. Brilla su diente de oro rebuscado. Sus huesos golpean sobre el asfalto. Y gira, se levanta y deja caerse otra vez. Por ahí refriega la capellada de sus borcegos contra el pantalón asemejando zapatos de punta y nunca mocasines. Y arriba: camisa cuello alto y un montón de mugre.
Amenaza escupiendo el cordón. El salivazo da en la puerta de un 'chiche' de esos 'nunca taxi', color bordó. A ratos representa a Alfonsin desde un balcón invisible.
-Un médico allí- Y otro para nosotros que lo escuchamos.
Y el dicho -En la argentina, se come, se educa, con la democracia.-
Que hubiese pasado si aplaudíamos o gritásemos:"¡Viva el pajarraco! ¿?
Hace más de veinte minutos que esperamos, cuando la silueta roja apareció diáfana, impecable. Melena rubia platinada, uñas de manos y pies al tono. Me dí cuenta enseguida que debíamos estar allí. Nada más que eso. Algo iba a suceder. Lo curioso es que somos diez o doce, sin embargo todos tenemos la misma sensación.
El 'pajarraco' vuelve de su ronda desde ese reloj imaginario cuando la descubre. Marcó la cancha y se hace el boludo. Un 'langa' tirapiñás. La vio y sin dudar se arrima a la de mechitas de la primera hora y la empuja. Todavía pregunto si no sería la única a la que quiere 'joder'. Manotea algo. No distingo.
-Cobarde- dijo una garganta.
Otra pega un chillido como cotorra que la pinchan con alfileres. Un diariero grita la sexta de 'Crónica', quizás más alto que nunca. El rugir de motores parecía la sala de máquinas del Titanic y los bocinazos, el bochinche en la rompiente de la tarde-noche.
-Les dije, que si no me dan lo que quiero los quemo- dijo el loco.
Aparece la rubia al teatro de operaciones. La mujer aparta el pelo de su cara y todos -ellos- la miran confiados en que no iba a fallar. Con un cabeceo la rubia nos invitó a que nos fuéramos.
-vamos, vamos- Y no queda ni el loro.
Solo él y la de rojo. Ella saca un cigarro y lo enciende a lo Marlene Dietrich, como en esas películas al estilo 'Casablanca'.
Murmulla con el pucho pegado a la boca:
-bueno, aquí estamos Pedro.-
-¡No me llamo Pedro!.
-Como te llames ¿Qué querés la cartera, el saco, o a mí?
-¿Vamos, qué? No tengo mucho tiempo-
-Nada- dice ' pajarrco'.
-No beses a una serpiente cascabel en la boca, ¿sabés bonito? - advierte la blonda.
El Pedro o como se llame, se tildó. Simula pegar trompadas al aire haciendo sombra.
-Bueno, digo, quiero todo- y retrocede a los saltitos hasta que un bolcego golpea la pared.
El otro "Bueno" de la rubia lo apuró para recibir un rechazo, "pero si dice esta bien, no esta todo bien". Desconfía. La blonda lo fulmina con la mirada y:
-¿Entonces?, no perdamos más tiempo. No vendas tu cabeza el mismísimo diablo-
El 'pajarrco' arranca la cara de Cristo del 'Batistuta' y desgarra el afiche.
-Tomatela ya, raja de acá...- grita la rubia.
Sin apuro ella siguió pitando hasta el fin de la colilla. No sé porqué me acordé de Madonna en Dick Tracy o en esas viejas películas en blanco y negro. Quizás por lo impecable, por el pelo, por su estilo a Marilyn. Hasta que guardó el 32 corto bajo sus ropas. Allí el telón se me vino abajo. El pajarraco también se habrá acordado de algo, porque tan de repente con su diente de oro en su bolsillo, guardó las bolas y se mandó a mudar.
Lástima, si yo ahora cruzo San Luis de nuevo. Gano con la de rojo. Porque el pajarraco estuvo entregado. "La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida..." Pobre Pedro Navaja del arrabal rosarino, eso de copar la parada no le queda .- |