Fui a la biblioteca Vasconcelos a entregar libros y claro, con ganas de traerme a casa, a préstamo, cuando menos un par más. Encontré casualmente en la sección de poesía, un libro con poemas de Wislawa Szymborska. Muchas veces la había oído mencionar, pero es hasta ahora que me entró la curiosidad por leer algunos de sus poemas. El libro se llama “Poesía no completa”, editado por el Fondo de Cultura Económica. Descubro que ella es polaca, premio nobel de literatura 1996, que falleció el 1 de febrero de 2012 en Cracovia y que su poesía es una delicia, sin ninguna duda.
¿Por qué la lectura de ciertos textos, en este caso los poemas de Szymborska me afectan hondamente? Existe en sus letras una simpleza, calidez y profundidad de sentido, que no se puede permanecer ajeno a su embrujo, a lo que proponen y dicen, como si fueran palabras nuevas, desconocidas, impregnadas de una magia intangible.
Han tenido que pasar muchos años para llegar hasta ella, es hora de seguir descubriendo sus palabras, sus poemas, su legado.
Este es un botón de muestra:
LA ESTACIÓN DE FERROCARRIL
Mi no llegada a la ciudad de N
tuvo lugar puntualmente.
Fuiste avisado
con una carta no enviada.
Lograste no llegar
a la hora prevista.
El tren llegó al andén número tres.
Bajó mucha gente.
Entre la muchedumbre se dirigió a la salida
la ausencia de mi persona.
Varias mujeres me sustituyeron
rápidamente
en aquella prisa.
A una de ellas se acercó corriendo
alguien desconocido para mí,
pero ella lo reconoció
al instante.
Ambos intercambiaron
un beso no nuestro,
durante el cual se perdió
no mi maleta.
La estación de la ciudad de N
pasó bien el examen
de la existencia objetiva.
La totalidad estaba en su lugar.
Los detalles se movían
por las vías marcadas.
Tuvo lugar incluso
la cita acordada.
Fuera del alcance
de nuestra presencia.
En el paraíso perdido
de la probabilidad.
En otra parte.
En otra parte.
Como suenan estas palabras.
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