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Inicio / Cuenteros Locales / sombrabl / Nirvana: Apología de una banda de rock

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Con la perspectiva que otorga siempre el transcurso del tiempo, creo no exagerar al afirmar que Nirvana puede considerarse como la última gran banda histórica de rock; es decir, la última banda que ha sido capaz de transformar el concepto, alterar la filosofía de lo que se ha entendido que es el rock a lo largo de su historia.

La enorme repercusión obtenida por la banda a principios de los noventa, el renombre y prestigio alcanzados con el paso de los años, su extraordinaria influencia sobre grupos posteriores, son clara consecuencia de la personalidad marcada e inconfundible de Nirvana, de una verdadera singularidad que sin duda radica en el que fuera su mayor logro y más poderosa virtud: la originalidad de su sonido.

Innovadora combinación de estilos, aleación perfecta de rock, pop y punk, el sonido de Nirvana va a continuar en cierto modo la estela de grupos fundacionales del rock alternativo de los ochenta -Pixies, Huskar Du, Sonic Youth- dando lugar a un estilo propio e inédito que constituye una transformación renovadora de la música rock hasta aquel momento.

Ese estilo propio y reconocible es en cierto modo una suerte de punto de encuentro en el que habrán de converger, de un modo casi casual, desde la musicalidad de las composiciones de The Beatles, pasando por la inmediatez y contundencia del rock de Black Sabbath, hasta la visceralidad punk de Sex Pistols. Una combinación extremadamente poderosa que en su día pondrá patas arriba el horizonte musical de principios de los 90.



La aparición de la banda de Kurt Cobain supondrá una revolución no sólo desde un punto de vista estético y musical sino también ético, es decir, en lo que se refiere a la actitud. Hablamos de una actitud muy influenciada por los principios y códigos de conducta propios de la escena punk y por ello sumamente honesta, airada e inconformista. Una postura vital capaz de cuestionar y poner en solfa la sinrazón e hipocresía de las normas, reglamentos y convenciones más extendidos en la sociedad.

Son conocidos los episodios en los que Cobain manifestó la rebeldía y disconformidad inherentes a su manera de ser. Ahí quedan, por ejemplo, sus singulares apariciones televisivas, con comportamientos que supusieron verdaderos quebraderos de cabeza para los programadores de la época. ¿Una forma de lograr celebridad a toda costa? Quizás no fuera así, quizás sus motivaciones respondieran a causas menos banales, más arraigadas en torno a cuestiones mucho más personales y profundas.



La irrupción de una banda como Nirvana en el espacio reservado hasta ese momento a la música más comercial va a suponer un verdadero cambio de modelo dentro del panorama musical de la época.

Desde sus inicios más tempranos, prácticamente desde que comenzara la difusión generalizada de sus temas dentro el ámbito de las radiofórmulas y los medios de comunicación más populares, la carrera discográfica de Nirvana se vería estigmatizada desde algunos sectores de la crítica musical con un pecado que para muchos entonces resultaba imperdonable: su carácter comercial.

Aún suponiendo que el carácter comercial de cualquier obra pueda merecer la consideración de tacha o imperfección -puesto que a veces se tiende a generalizar asociando la comercialidad a lo vulgar o a la baja calidad artística-, es posible atestiguar cómo la manera en que tiene lugar el encuentro de la banda de Kurt Cobain con el éxito comercial a gran escala fue primordialmente un asunto de naturaleza causal, no premeditada. Para que eso sucediera tuvieron que sumarse una serie factores muy precisos:



A finales de los ochenta, Nirvana había firmado en Sub Pop -sello discográfico radicado en Seattle y que era bastante popular en Norteamérica dentro los círculos musicales independientes- su álbum de debut Bleach.

La gran repercusión que tuvo la publicación del disco entre la crítica especializada acabaría llamando la atención de David Geffen, posiblemente el empresario más avispado y con mayor olfato dentro del negocio musical de principios de los noventa. Fue de esta manera como Geffen consideró incorporar a la banda dentro del prestigioso y ecléctico catálogo con el que contaba su sello discográfico.

Nirvana grabará Nevermind para DGC Records bajo las directrices del por entonces reputado productor Butch Big. Son conocidos los trucos y triquiñuelas empleadas por el productor durante las sesiones de grabación para conseguir que Kurt -siempre partidario de un sonido crudo y menos elaborado, cercano al punk- repitiera varias veces las tomas vocales de las canciones; tomas que luego Big emplearía en la fase de mezcla y post producción permitiendo doblar las voces del cantante.

Nevermid fue lanzado a finales de 1991. Todo lo que sucedió después es ya historia. Y es que de alguna manera y sin ninguna premeditación, Nirvana se encontró haciendo la música indicada, en el lugar adecuado y en el momento oportuno:



La publicación del álbum tiene lugar en un contexto social y político muy concreto, en el que se estaban produciendo importantes cambios y renovaciones dentro de los intereses comunes y el imaginario colectivo propios de la juventud de la época.

La generación conformada por aquellos jóvenes nacidos durante la década de los 70 -popularmente conocida como generación X- comprendía a chicos y chicas de toda índole y condición pero que generalmente se distinguían por un carácter inquieto, curioso e inconformista. Contrarios a los valores consumistas y competitivos que reinaron durante los 80, rechazaban los estereotipos sociales entonces imperantes, en busca de nuevos referentes éticos y valores realmente genuinos. Se trataba del terreno propicio para que la propuesta de Nirvana arraigara con fuerza entre gran parte de la juventud noventera. Los temas de la banda fueron así recibidos con entusiasmo por un público masivo que no tardaría en hacerlos suyos.



Rememorar aquellos años es de alguna manera como una suerte de justificación para reencontrarse con un tiempo ya periclitado, un periodo lleno de ilusiones y expectativas, una época que parecía albergar extraordinarias posibilidades por descubrir y en la que Nirvana emergía como una banda con gran proyección y futuro prometedor.

Quizás sea esa la principal razón por la que su trágico final fue tan traumático para todos sus seguidores. La súbita muerte de Kurt Cobain habría de dejar entre ellos un sentimiento de desolación y dolor, una especie de sensación de orfandad que aún hoy resulta difícil de evitar al intentar hacer memoria.

Y con todo, actualmente resulta ciertamente asombroso comprobar cómo una banda de tan corta trayectoria (con una producción que comprende apenas tres álbumes de estudio en cuatro años) pudo alcanzar una repercusión tan enorme dentro del mundo de la música a escala mundial y dejar, eso sí, un legado realmente poderoso, fulgurante, un puñado de temas inolvidables que forman parte de la educación sentimental de toda una generación.

Texto agregado el 16-01-2020, y leído por 197 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
16-01-2020 Elsdon Wayne Hoke conocido como el Duce "suicidó" a Cobain (relató que Courtney Love pagaría 150 mil dolares a quién hiciese desaparecer a Cobain), y él a su vez también lo "suicidarían" después de la entrevista donde contara que sabía quién había "suicidado" a Cobain. Carlson a su vez, fue quién le prestaría la escopeta al vocalista de Nirvana; dijo a la policía, que Cobain necesitaba un arma para protegerse, pues sabía que lo querían "suicidar". Buen texto. Saludos desde Iquique Chile. vejete_rockero-48
16-01-2020 Muy buen.desglose de una banda icono de su tiempo. Con una temática fuerte y verdadera. spirits
 
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