Mamá tomaba muy de tarde en tarde una copita de vino , de gloria o vermouth. Como era costumbre inusitada , al trago le sucedía siempre la misma interjección: ¡ Agggg! , acompañada de un gesto entre de gusto y desagrado.
Su cuñado Antonio, hermano de mi padre y como un hermano para ella, la emulaba:
- " Sevilla, ¡ agggg!"- imitaba y sonreía burlón.
La llamaba Sevilla porque era joven y guapa, como la actriz Carmen Sevilla,por entonces en boga, y , además, porque compartían el mismo nombre, Carmen.
Desde entonces , siempre le tomamos el pelo a mamá cuando en fiestas o días especiales se atreve con un Oporto o un licor café.
- Sevilla, ¡ agggg!- le decimos con guasa.
Y , ahora que estás delicada de salud, nos acordamos del tío Antonio y como grito de guerra , para espantar los miedos y llenarte de fuerza, te jaleamos con un " ¡ Aúpa, Sevilla!", salido de nuestro profundo amor y admiración.
Salud, mamá. Brindamos por ti, que eres madre y padre, confidente, sabia consejera, intuitiva, inteligente, fuerte y sensible, sonriente, alegre, empática y mujer bandera.
Salutem plurimam, Sevilla.
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