Aquella navidad, quise agradecer a los Reyes Magos por sus atenciones y me escondí junto al árbol donde había puesto la carta con mis peticiones. Desde la tarde la había colocado allí junto a mis zapatos con cigarrillos y mentas para ellos, y hierba buena para sus camellos.
Esa noche también quería cerciorarme de que trajeran todo lo que había pedido, pues en años anteriores faltaron juguetes.Fue entonces cuando vi a mi padre que se acercaba con varias cajas. Él, sorprendido por mi presencia, comentó:
—Los Reyes Magos están cada año más vagos. ¡Figúrate que esta noche te dejaron los regalos en el jardín!
Alberto Vásquez.
Texto agregado el 05-01-2020, y leído por 79
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